“Arruncharse” significa abrazarse a alguien que uno ama,
recostados ambos, y quedarse un buen rato de esa manera. El “arrunchis” es la
acción sustantivada de “arruncharse”, a la cual se le agrega el sufijo afectivo
“is”, que también se oye en apodos de cariño como “Martuchis” por “Marta”,
“Carlinguis” por “Carlos”. Agradezco infinitamente al lector que me sugirió investigar estas palabras.
“Arruncharse”
y “arrunchis” son palabras que no se registran en el diccionario de la Real
Academia española porque tal vez solo se usan en Colombia, como señalan
diversas fuentes de Internet como los foros de Wordreference u otros.
“Arruncharse”
aparece en la novela Frutos de mi tierra, del escritor antioqueño Tomás
Carrasquilla, con el significado de recostarse. Sí, recostarse, simplemente, sin
tener que estar abrazado a otra persona. Esto parece inferirse de la siguiente
cita tomada de la novela: “Por fin llegaron unos, y cuando iba a ensillar me
puse tan feo, que tuve que arruncharme”.
También
aparece en otro aparte de la misma novela de Carrasquilla: “¡qué tal! César la
encontraba siempre sin acostarse, más afable y complaciente si cabe. Él
manifestaba mucha pena por estas esperas, y la instaba a que se arrunchara a la
hora de costumbre”. Aquí también parece significar simplemente recostarse.
“Arruncharse”
parece emparentada con “arrancharse” o “rancharse”, que significa en Colombia
negarse obstinadamente a hacer algo, como registra la Real Academia. Según el
mismo diccionario, “arrancharse” proviene del francés “ranger”, derivado de “rang”,
que significa hilera, y este del franco “hring”, que significa círculo o corro
de gente. Recordemos que la “g” francesa en estas palabras representa un sonido
más parecido a la “ch” del español.
Según
el diccionario etimológico de Joan de Corominas, “arrancharse” entró al español
en el siglo XVI por influencia del vocabulario militar con la forma “se
ranger”, y el significado de instalarse en un lugar. En 1737 indica “ruedo de
los soldados al comer juntos”. Es decir, manifiesta un sentido de cuerpos muy juntos.
Pues
bien, de este sentido parecen derivar tanto el sentido que aparece hoy en día
de cuerpos que están juntos como de un cuerpo recostado o arrellanado. Estar
recostado es una forma estar instalado en un sitio. Y en su sentido metafórico,
“rancharse” es estar instalado en una idea particular, como recostado a ella
sin quererse apartar.
Del
mismo origen es probablemente la palabra “rancho” como un sitio o vivienda
pequeña donde los habitantes están muy juntos.
Ahora
viene uno de los grandes misterios de esta palabra, y es de dónde se obtuvo la
“u” en “arruncharse” y no “arrancharse”. Como no existe documentación escrita
de la evolución de “arrancharse” hasta “arruncharse”, solo podemos especular.
Pero lo más probable es que sea por la mezcla con otra palabra similar que
tuviera “u”.
Me inclino a pensar que “arruncharse” es la mezcla de “arrancharse” y
“runcho”, que es un término únicamente colombiano que se refiere a la zarigüeya
o la popular chucha, como indica el diccionario de la Real Academia. Pero
pensar en el mecanismo semántico que llevó a mezclar “arrancharse” con “runcho”
solo me deja preguntas.
¿Será por influencia de la chucha
o el “runcho” como el olor de la axila, similar al aroma que despide este
animal? ¿Por el olor del sudor que despiden y se intercambian los cuerpos
abrazados, o por el contacto de las axilas? ¿O por algún efecto del
comportamiento de las zarigüeyas, como lo es su facilidad para agarrar, para
quedarse abrazadas a un árbol? Obtuve las características del “runcho” de un
artículo de El Tiempo del 8 de mayo de 2000.
En tal caso, el origen de la
palabra no sería tan romántico como su sentido actual lo expresa. “Arruncharse”
es estar recostado, sí, y muy pegado al otro, como una chucha pegada al árbol,
y a la vez intercambiándose los olores de las axilas en posición de
abrazamiento. Es intercambiar sudor sin mostrar intención de separarse. Y hay
gente que se arruncha con sus ideas de manera que más bien se rancha.
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