Saturday, July 29, 2017

Hubiera y hubiese: historia

“Hubiera” y “hubiese” se mueven en el espinoso terreno del subjuntivo, donde todo es complicado. El subjuntivo es el plano de la duda, el deseo y la conjetura, como en “Quiero que vengas”. El verbo “vengas” está en subjuntivo porque es un deseo de la persona que emite la frase, quien no tiene control sobre lo que haga el otro, pero tiene un deseo sobre esa acción del otro.
Cuando se habla del pasado, pues, se pierde mucho más el control sobre el deseo, porque las cosas que pasaron no se pueden cambiar. Si alguien le dice al otro: “Quería que vinieras”, implica que tuvo ese deseo en el pasado. Tal vez el otro vino o no, no sabemos, pero eso no es relevante en la oración. Pero si se dice “Quería que hubieras venido” o “Quería que hubieses venido”, en cambio, sabemos que la persona tuvo el deseo y que el otro NO vino. Es decir, el pasado de subjuntivo expresa un deseo que no se cumplió.
            El investigador Martin Harris asegura que ya en latín hablado (siglo IV) existía la fórmula “habuisset factum” para “hubiese hecho”. La palabra “habuisset” pasó por varios cambios de sonido: primero se dejó de pronunciar la “t”. Luego la “u” se movió después de “a”. Así pasó de pronunciarse “habuisset” a “haubisse”. Luego la “au” se transformó en “o” y así se formó “hobise”. El morfema “ie” en “hobiese” se formó para relacionarse con verbos como “quisiese”, “tuviese”, “quisieron” o “tuvieron”. Por influencia del diptongo “ie”, pues, apareció finalmente “hubiese” con “u”.
“Hobiese” y “hubiese” empezaron a usarse con más frecuencia en los siglos XIII y XIV, según afirma el investigador Francisco Marcos Marín. En ese momento solo era posible decir “Quería que hubieses venido” y nunca “Quería que hubieras venido”. Sin embargo, la historia da vueltas y trae curiosas ironías.
            En la edad media, un verbo como “viniera” significaba “había venido”: no era un subjuntivo y no servía para expresar deseo. Se usaba en oraciones como “Y él hasta ese momento no viniera”, donde hoy en día diríamos “había venido”. Solo en el siglo XIV, empieza a usarse “había venido” en un contexto como este. Oraciones con “había” se vuelven cada vez más populares. Esto lo dice Kathleen Wheatley en su tesis doctoral.
            Si se observa en “Y él hasta ese momento no viniera”, en todo caso, se puede interpretar que él no tenía la intención o el deseo de venir. Es decir, en “viniera” podía haber un sentido subjuntivo secundario que empieza a hacerse primario. Cuando “viniera” se vuelve subjuntivo del todo, entonces aparece “hubiera venido” para expresar un tipo de subjuntivo especial: el que expresa un deseo en el pasado que no se cumplió.
            Esto deja un estado de equivalencia entre “hubiera” y “hubiese”. En mi propia investigación en corpus históricos (CORDE y CORDIAM), encuentro que a partir del siglo XVII “hubiese” empieza a usarse mucho menos que “hubiera” y así va declinando progresivamente hasta el siglo XX.

¿Hubiera o hubiese?

Los dos, “hubiera” o “hubiese”, son formas válidas en español estándar. A algunos “hubiese” les suena más sofisticado, pero la verdad es que no existe ninguna diferencia de estilo ni de significado entre ellos. Son verdaderamente sinónimos, aunque “hubiese” está entrando en desuso.
Sí, “hubiese” está desapareciendo del español. Y desaparecerá primero “hubiese” que “haiga”, para desgracia de las cruzadas lingüísticas contra “haiga” que he visto en tantos grupos de Facebook.
Solamente los puertorriqueños usan “hubiese” en su forma natural de hablar sin pretensiones de sofisticación. También parece que se conserva en comunidades aisladas y campesinas que suelen conservar formas antiguas. Así que no es raro escuchar a un campesino decir “haiga” y “hubiese” de una manera totalmente natural, sin que esté tratando de sonar sofisticado.
¿Qué son “hubiera” y “hubiese”? Son formas subjuntivas de pasado de “haber”. Si lo usamos con un participio, como en “hubiera cantado” o “hubiese cantado”, se le denomina pluscuamperfecto de subjuntivo.
Sirve para conjeturar algo que tendría que haber ocurrido en el pasado antes de otro evento posible que no pasó. Un ejemplo es “cuando su hijo hubiera llegado, su padre ya se habría muerto; pero no murió”. Es decir, el hablante conjetura que el padre estaba en un estado de salud tan malo que no parecía ser posible que el hijo alcanzara a llegar antes de que muriera, pero los hechos fueron contrarios a lo que se especulaba.
“Hubiera”, “hubiese” e incluso “habría” están en un plano conjetural en el pasado, y esto hace que otras pequeñas distinciones se borren. Por esta razón, se van convirtiendo en sinónimos, y rastrear su historia es un asunto tan complicado como establecer sus distinciones.
¿Qué fue primero: “hubiera” o “hubiese”? Posiblemente “hubiese”. Dedicaré otra entrada de blog a explicar el origen de “hubiera” versus “hubiese” y el origen de su sinonimia.

Ortografía y preceptiva

Hay personas que corrigen “haiga”, “naiden” o “ansina” como errores de ortografía, y se burlan de los hablantes que usan estas formas. Yo me burlo más de los que dicen que estos son errores de ortografía, pues desconocen el concepto básico de “ortografía” (y aun así se atreven a corregir a otros).
            “Ortografía” viene de “orto”=bien y “grafía”=letra. Es el arte de usar bien las letras, no otra cosa. Por lo tanto, la ortografía regula solamente la manera como se escriben las palabras, no la manera como se pronuncian. La ortografía se mueve únicamente en el dominio escrito, mientras que “haiga”, “naiden” y “ansina” pertenecen al dominio oral.
            Por ejemplo, si un latinoamericano escribe “asen” en vez de “hacen”, el error es solamente de la letra, pues tanto “asen” como “hacen” se pronuncian igual en español latinoamericano. Por lo tanto, el error consiste en haber omitido una “h” al comienzo y en haber puesto una “s” en lugar de una “c”. Es propiamente un error de ortografía.
            Por el contrario, si una persona escribe “haiga” en vez de “haya”, no hay manera de leer “ig” como “y” o viceversa en ninguna circunstancia. Es una cuestión que nada tiene que ver con cómo se escribe la palabra, sino con la conjugación del verbo “haber”. La persona que escribe “haiga” seguramente también lo dice oralmente.
            Si hemos de utilizar un término para referirnos a la práctica de corregir el uso el lenguaje en general, este es el que se denomina “preceptiva”, o también “gramática prescriptiva”. La “preceptiva” es el conjunto de reglas que se aplican al uso del lenguaje que se acepta entre las élites intelectuales y la escritura como tal. El uso de “haiga” sería un error de preceptiva, no de ortografía. La ortografía es parte muy pequeña de la preceptiva.
Ahora bien, yo me resisto a aceptar que “haiga”, “naiden” o “ansina” sean consideradas errores. Son formas muy tradicionales del español, que fueron comunes en otra época y después, por arbitrariedad de la élite intelectual, se empezaron a considerar errores. Hay personas que han aprendido esas formas como parte de su lengua materna y son parte de su manera de hablar. Si acaso hay que señalarlas de alguna manera, yo las llamaría variantes no estándar. El estándar es la lengua que se acepta en élites intelectuales, y el no estándar el que no se acepta en tales élites.