“Hubiera” y “hubiese” se mueven en el espinoso terreno
del subjuntivo, donde todo es complicado. El subjuntivo es el plano de la duda,
el deseo y la conjetura, como en “Quiero que vengas”. El verbo “vengas” está en
subjuntivo porque es un deseo de la persona que emite la frase, quien no tiene
control sobre lo que haga el otro, pero tiene un deseo sobre esa acción del
otro.
Cuando se habla del pasado, pues, se pierde mucho más el
control sobre el deseo, porque las cosas que pasaron no se pueden cambiar. Si alguien
le dice al otro: “Quería que vinieras”, implica que tuvo ese deseo en el pasado.
Tal vez el otro vino o no, no sabemos, pero eso no es relevante en la oración.
Pero si se dice “Quería que hubieras venido” o “Quería que hubieses venido”, en
cambio, sabemos que la persona tuvo el deseo y que el otro NO vino. Es decir,
el pasado de subjuntivo expresa un deseo que no se cumplió.
El
investigador Martin Harris asegura que ya en latín hablado (siglo IV) existía
la fórmula “habuisset factum” para “hubiese hecho”. La palabra “habuisset” pasó
por varios cambios de sonido: primero se dejó de pronunciar la “t”. Luego la
“u” se movió después de “a”. Así pasó de pronunciarse “habuisset” a “haubisse”. Luego la “au” se transformó en
“o” y así se formó “hobise”. El
morfema “ie” en “hobiese” se formó
para relacionarse con verbos como “quisiese”,
“tuviese”, “quisieron” o “tuvieron”. Por
influencia del diptongo “ie”, pues, apareció finalmente “hubiese” con “u”.
“Hobiese” y “hubiese” empezaron a usarse con más
frecuencia en los siglos XIII y XIV, según afirma el investigador Francisco
Marcos Marín. En ese momento solo era posible decir “Quería que hubieses
venido” y nunca “Quería que hubieras venido”. Sin embargo, la historia da
vueltas y trae curiosas ironías.
En la
edad media, un verbo como “viniera” significaba “había venido”: no era un
subjuntivo y no servía para expresar deseo. Se usaba en oraciones como “Y él hasta
ese momento no viniera”, donde hoy en día diríamos “había venido”. Solo en el
siglo XIV, empieza a usarse “había venido” en un contexto como este. Oraciones
con “había” se vuelven cada vez más populares. Esto lo dice Kathleen
Wheatley en su tesis doctoral.
Si se
observa en “Y él hasta ese momento no viniera”, en todo caso, se puede
interpretar que él no tenía la intención o el deseo de venir. Es decir, en
“viniera” podía haber un sentido subjuntivo secundario que empieza a hacerse
primario. Cuando “viniera” se vuelve subjuntivo del todo, entonces aparece
“hubiera venido” para expresar un tipo de subjuntivo especial: el que expresa
un deseo en el pasado que no se cumplió.
Esto
deja un estado de equivalencia entre “hubiera” y “hubiese”. En mi propia
investigación en corpus históricos (CORDE y CORDIAM), encuentro que a partir
del siglo XVII “hubiese” empieza a usarse mucho menos que “hubiera” y así va
declinando progresivamente hasta el siglo XX.
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