La Academia acepta “yerro” y “erro” (cometo un error),
“yerras” y “erras”, “yerra” y “erra”, “yerran” y “erran”, en el presente de
indicativo. En el presente de subjuntivo, acepta la forma con “y” y sin ella,
como en “para que no yerres/erres”. Usar esta forma ya es extraño, pues el
hablante prefiere decir la frase “cometer un error” o “equivocarse”. Pero si se
quiere decir en una sola palabra, se puede empezar tanto con “y” como con “e”.
Es
curioso que la Academia acepte ambas formas, aún contra sus orígenes
etimológicos y el uso culto. La palabra “errar” viene del latín “errare” que
comenzaba con “e” breve. En latín existían dos formas de pronunciar las
vocales: largas o breves. Esta pronunciación se conservó en italiano, pero se
perdió en español. La “e” que se pronunciaba breve en latín y quedaba con
acento, terminó formando un diptongo “ie” como en “cielo”, del latín “cellum”.
En cambio, en “celeste” ya no tiene acento y entonces no se forma un diptongo,
siendo “cieleste” imposible.
Lo mismo
pasaría con “errare”. En la conjugación infinitiva, el acento queda al final,
como en “errár” (pongo la tilde para recalcar la sonoridad del acento), así que
la “e” se queda siendo “e”. Pero cuando tiene el acento, como en “érro”, se
transformó en “iérro” como pasó con todos los casos de “e” breve acentuada del
latín. De ahí la forma “yerro”, donde la “i” a comienzo de palabra asume
inmediatamente la cualidad de consonante, como pasa con “hierba” y “yerba”.
Según esto, cuando la Academia
admite “erro”, “erras”… va contra la etimología. La forma que se acerca a su
origen latino es “yerro”, “yerras”…
Una
búsqueda en las bases de datos de la Real Academia muestra que “yerro”, “yerras”…
se usa con bastante más frecuencia que “erra”, “erras”… Es decir, cuando la
Academia acepta “erra”, “erras”…, también va contra el uso.
Esto es
apenas uno de los ejemplos en los que se muestra la arbitrariedad de la
Academia a la hora de aceptar o rechazar variantes. En este caso, la Academia ha
sido bastante benevolente al aceptar ambas formas, lo cual le conviene al
hablante interesado en conformarse a la regla académica. Sin embargo, ¿por qué
no acepta “haiga” y “haya” al mismo tiempo? Bien podría hacerlo, no existe
obstáculo, si acepta “yerro” y “erro”.
Respecto al uso frecuente, una cosa es el lenguaje escrito donde se tiende a ser más respetuoso de la Academia, de ahí que su búsqueda en internet haya arrojado un mayor uso de "yerro, yerras..." que de "erro, erras..."; en cambio en el lenguaje hablado, al menos en Argentina, es indiscutible la preeminencia del uso de "erro, erras..." incluso por las personas educadas y bien instruidas, así como en la radiofonía y la televisión. Yo creo que la Academia en este caso lo que está haciendo es aceptar el uso y costumbre como válido por encima de la cuestión etimológica. Por otra parte esta cuestión no me parece comparable al uso de "haiga" versus "haya", ya que, al menos en Argentina, el uso de la forma incorrecta está reservado exclusivamente a las personas de escasa instrucción y de ninguna manera es de uso corriente como sí lo es "erro, erras..." Por lo que no veo razón para que la Academia vaya a aceptar el uso de "haiga".
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