Versión corta publicada en El País de Cali, Diciembre 17, 2017
La Real Academia considera que “todos y todas” es desacertado, pues el masculino en español es genérico y puede englobar al femenino (vea aquí). Sin embargo, para efectos jurídicos referidos a la inclusión de todos los seres humanos y evitar la discriminación, en ciertas instancias debe usarse el lenguaje incluyente. Es el caso de lo que ocurrió en Bogotá, que un juzgado ordenó al alcalde cambiar su lema de gobierno "Bogotá: mejor para todos" por "Bogotá: mejor para todos y todas" (vea aquí).
La Real Academia considera que “todos y todas” es desacertado, pues el masculino en español es genérico y puede englobar al femenino (vea aquí). Sin embargo, para efectos jurídicos referidos a la inclusión de todos los seres humanos y evitar la discriminación, en ciertas instancias debe usarse el lenguaje incluyente. Es el caso de lo que ocurrió en Bogotá, que un juzgado ordenó al alcalde cambiar su lema de gobierno "Bogotá: mejor para todos" por "Bogotá: mejor para todos y todas" (vea aquí).
Todo el problema viene del latín, que
tenía un género masculino terminado en “us” y un género neutro terminado en
“um”, eso en el caso llamado "nominativo" o sujeto de la oración.
Tanto el masculino como el neutro se convertían en “um” en el acusativo, esto
es, en el objeto directo de la oración. El español heredó la morfología de los
acusativos, el nominativo desapareció.
De la terminación “um” que terminó en “o” se empezó a usar en todos los casos:
sujeto, objeto… al desaparecer el sistema de casos del latín.
Así pues, en castellano solo quedó
“um”. Luego “um” se transformó en “u” y finalmente en “o”. Y el género neutro
desapareció, dejando únicamente masculino y femenino. Los sustantivos neutros
del latín pasaron a ser masculinos en castellano.
Aunque la Academia no lo quiera, la
terminación “o” en “todos” es masculina, y es válida la reivindicación
feminista de especificar "todos y todas". Es indignante cuando en un
grupo de 10 mujeres y un solo hombre tengamos que usar "todos" por el
hombre que está ahí. Y si un censo muestra que hay más bogotanas que bogotanos
(caso hipotético, no tengo el censo aquí), pues debería primar la mayoría. ¿O es
que las mujeres también son hombres (del mismo modo en sentido contrario, como
dijera la reina)? ¿O tal vez de su costilla, como quiere el relato creacional de
la Biblia?
Si
"todos" fuera genérico, podríamos decir "todos" para
referirnos a un grupo exclusivo de mujeres. Si es un grupo mixto, decimos "todos" porque hay hombres, lo que demuestra que sí hay algo respecto al género. Es decir, prevalece el masculino. Pero si es un grupo mayoritario de
mujeres, un solo hombre, ¿qué decimos? ¿"Todas y todo"? ¿"Todas
y él"? ¿"Todas y usted"? Y si es un grupo mayoritario de hombres
y una sola mujer, ¿"Todos y toda", "todos y ella",
"todos y usted?
Yo soy partidaria
de aceptar el "todos" como genérico, y hacer este sacrificio en aras
de la economía del lenguaje, pero deberíamos entonces decir "todas"
cuando es evidente que el grupo es mayoritariamente femenino. Entre más
mujeres, se justifica menos el uso del genérico.
Pero en latín también existía una terminación
“em” para género tanto femenino como masculino, que cambió a “e”. Ojo, no es
que fuera neutro, porque aunque dijera "em", si la entidad era
femenina, por ejemplo, "matrem", habría que decir "pulcram"
en femenino. Por eso, palabras como “presidente” o “estudiante” no revelan si
el género es femenino o masculino.
Fue Michelle Bachelet, presidente de
Chile, de las primeras que utilizó “presidenta”, para manifestar una posición
política de género: "Yo soy presidenta casi a pesar de ser mujer" (aquí). Para cargos que implican poder, como “jefe” o “juez”, el feminismo
reclama la inclusión de género: “jefa” o “jueza”. No así para casos como
“estudiante” o “demente”. El feminismo no reclama “dementa”, tampoco
"docenta".
Ahí viene la contradicción. Cuando uno
dice “presidente”, ¿por qué se hace la imagen mental de un hombre? Por toda la
tradición patriarcal, donde ha sido costumbre que los presidentes solo sean
hombres. Sería mejor empezar a hacerse la imagen mental de una mujer sin
necesidad de utilizar la “a”, cambiar el pensamiento antes que la palabra.
Además, para ser consecuentes con
“presidenta”, habría que marcar también todos los adjetivos: “ella es
consecuenta con sus ideas”, “esa película es fascinanta”, “tu hija es geniala”.
Recuerdo que el feminismo solía
criticar “poetiza” o “sacerdotisa” como discriminatorios. Las feministas
reclamaban que una mujer también podía ser “poeta” o “sacerdote”, no había que
segregar a las mujeres de estas profesiones. En este orden de ideas, ¿decir
“presidenta” no sería también segregar a las mujeres?
Otro sufijo que no marca el género es
la terminación “ista” de “periodista”, “artista” o “deportista”, que proviene
del griego “istés”. Por esa razón no hay necesidad de decir “periodisto” para
ser incluyente con los hombres.
Por ahí leí a una feminista decir que
"presidente" sí y "estudiante" no porque
"presidente" tiene "ente", el ser, o sea que es necesario
cambiar a "a" en nombres terminados en "ente", no "ante".
Que los terminados en "ante" se refieren al hacer, mientras los
terminados en "ente" se refieren al ser. Por eso, es necesario
incluir el género en "presidente" y no en "estudiante" o
"comerciante".
Falso de toda falsedad. El sufijo
"ente" viene del participio activo del latín "ns, ntis", en
acusativo "ntem" (que pierde la "m"). Significa algo así
como "el/la que hace". El hecho de tener "e" o
"a" viene de la vocal del verbo: si es "estudiar" tenemos
"a" en "ar" y por eso tenemos "estudiante", que
significa "persona que estudia". Los verbos en "er" o
"ir" hacen "ente", con "e", como
"presidir", así que "presidente" es "persona que
preside" o "docente" es "persona que enseña", de
"docere" en latín "enseñar".
Ahora bien, el uso de signos
especiales como “todxs” o “tod@s” tiene un problema: ¿cómo se pronuncian? Si yo
estuviera leyendo en voz alta: “Bogotá: mejor para todxs”, ¿cómo lo leo?
Tendría que leerlo “todex”, para eso más bien escribimos “todes”. Porque la “e”
no marca masculino ni femenino, como ocurre también en “presidente”.
La mejor salida sería leer “todxs”
como “todos y todas”, lo cual implica que una sola letra, la “x”, está
representando tres palabras completas, y ahí la escritura estaría funcionando
más como el chino o japonés, donde un solo signo puede significar una idea
completa.
Yo soy de las primeras que pensaría en
una mujer como Ángela Merkel, la presidente de Alemania, al escuchar la palabra
"presidente". No necesariamente un hombre serio y majestuoso como
Putin o Trump. Ahora bien, yo sí creo que en palabras que terminan en
"o" se está marcando el género masculino, de manera que habría que
decir "médica", "ingeniera", "música",
"política"... No importa que "música" o "política"
se confundan con el nombre de la profesión, el lenguaje está lleno de estas
confusiones y el contexto siempre lo arregla todo.
Si la Academia aprueba o no el uso de
"todos y todas", o si organizaciones de derechos humanos lo
requieren, eso no importa finalmente. Los cambios dependen de la aceptación que
hagan los usuarios de la lengua. He escuchado el rumor de que en España ya las
mujeres en grupos mixtos demandan el uso de "todos y todas". Si un
profesor dice: "levántense todos", entonces las mujeres del grupo no
se levantan. Por favor me corrigen si estoy equivocada. Pero esto sí sería una
muestra de que el cambio estaría en marcha.
Creo que la revidicación feminina de querer usar “todas” es válida y estoy de acuerdo, pero me parece que lo que dice usted que la palabra “todos” no es neutro no es cierto.
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