Publicado en Gaceta Dominical, El País de Cali, junio 24 de 2018
A los caleños nos parodian frecuentemente por nuestro
modo de hablar. Pero muchas veces lo hacen mal. Dicen “mirá, oís”, como si
fuéramos los únicos en el mundo en decir “mirá, oís”. Paisas y argentinos lo
dicen igualmente. Y nos ponen a hablar lento, como si tuviéramos pereza de
hablar.
El “mirá, oís” no es una cosa de
la pronunciación, son formas de conjugar “mirar” y “oír” en imperativo de
persona “vos”. Se necesitaría toda una clase de gramática para enseñarle a un
no vallecaucano cómo conjugar esa segunda persona.
Aquí no enfocaremos solo en la
pronunciación. Si usted es foráneo y quiere hablar como vallecaucano, le
servirá de iniciación. Y si usted es vallecaucano de pura cepa, aprenderá algo
más de lo bonito que es hablar así.
Pronunciación de “s”: Una de las
características primordiales tiene que ver con los cambios que sufre el sonido
“s” en el habla. En ocasiones se convierte en un sonido similar a la “j”. Pero
mucho cuidado, que no es en cualquier parte.
La regla es: “s” se convierte en
“j” entre dos vocales, nunca en otro sitio. Por ejemplo, decir “voj qué queréj”
es incorrecto, porque la “s” de “vos” queda antes de la primera consonante de
“que”, y en “querés” queda antes de pausa.
Hay un chiste que ronda por ahí,
“¿a dónde vas a ir?” suena como un vallecaucano como Jaír: “¿a dónde va Jaír?”.
Esto es correcto. La “s” queda entre dos “a”: “vas a ir”. O en: “¿qué
vas a hacer con eso?”, que resulta en: “¿qué vajajér conejo?”. Perfectamente
correcto: todos los sonidos de “s” quedan entre vocales. En “hacer”,
la “c”, que se pronuncia “s”, en vallecaucano queda “j” por estar entre “a” y
“e”. Y “con eso” lo mismo, la “s” queda entre “e” y “o”.
Esto ocurre frecuentemente en el
lenguaje rápido e informal, y se reduce en el lenguaje formal. Es decir, si un
vallecaucano está en una entrevista de trabajo, logrará decir la “s” como “s”
en todos o la mayoría de los casos. Pero con los amigos, cuando se relaja,
convertirá la “s” en “j” entre vocales.
Pronunciación de “n”: Otra de las características del español vallecaucano es la
pronunciación de “n” al final de la frase, mejor dicho, cuando viene después
una pausa larga. Esta se convierte en “m”.
En el español general,
estándar, la “n” se vuelve “m” antes de “b” o “p”, como en “imperio” o “enviar”
(la “v” se pronuncia como “b” en todo el español). O cuando ocurre en medio de la
frase, como en: “un burro” se pronuncia “um burro”.
Pero solo en español
vallecaucano, la “n” se convierte en “m” antes de pausa. Por ejemplo, “mirá,
¿querés gaseosa con pam?”. Ahí sí se pronuncia “m” en “pan”. Pero si alguien
dice: “mirá, ¿quéres comprar pan con gaseosa?”. Ahí la “n” no se vuelve “m”.
De esto
sí que es difícil darnos cuenta, tanto que lo decimos incluso en el lenguaje
formal. Los forasteros se dan cuenta inmediatamente, pero nosotros ni siquiera
creemos que estamos diciendo una “m”. En nuestra mente, la “n” es perfecta.
Pero los imitadores se
equivocan y dicen “pam con gaseosa”, cuando no ha habido pausa después de
“pan”. Y por eso suena forzado.
Pronunciación de las vocales: Las
vocales en español vallecaucano tienen una tendencia a pronunciarse con cierta
nasalidad. Hay una parte del paladar que queda más atrás casi en la garganta,
que se llama el “velo”. La nasalidad se logra porque la parte de atrás de la
lengua toca un poco el velo del paladar y hace que parte del aire salga por la
nariz.
Esto ocurre en absolutamente
todas las vocales, aunque las vocales que quedan cerca a “m” o “n” resultan más
afectadas. Y hay ciertas personas que tienen una tendencia más fuerte a
nasalizar las vocales. Entre más raizal el vallecaucano, más nasalidad de sus
vocales.
Esto también es muy difícil de
controlar. Por muy formal que tratemos de hablar, este hábito articulatorio se
mantiene, porque así lo aprendimos desde que éramos bebés.
Entonación: Es uno de los aspectos más
difíciles de explicar por escrito, y hay muchos elementos que conforman nuestro
cantado o melodía. Sin embargo, uno de los más notables es cuando usamos dos
frases que están unidas. La primera tendemos a pronunciarla como pregunta.
Por ejemplo, “cuando salimos, ya
estábamos todos ahí”. Hay dos frases, “cuando salimos”, que es la primera,
suena como: “¿cuándo salimos?, ya estábamos todos ahí”. Pero la primera no es
una pregunta, aunque suena un poco así.
Y de esto me he dado cuenta
cuando hablo con gente que no es vallecaucana. Como yo tengo un intenso acento
caleño (¿acento caleño?), me suele pasar que piensan que estoy haciendo una
pregunta. Entonces, cuando estoy hablando (¿hablando?), digo “cuando salimos” y
me dicen “sí”, como respondiendo; piensan que estoy haciendo una pregunta.
A veces nos imitan “mirá, ve” con
un alargamiento en las últimas vocales como en “miráá, véé”. Y esto está
correcto, pero solo ocurre en verbos de mandato. Pero luego cuando nos tratan
de imitar, hacen ese alargamiento al final de todas las frases, ¡incorrecto!
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