Me voy a referir a la canción de Navidad más atea que conozco: "Mamá, ¿dónde están los juguetes?". No es un villancico, pues no pertenece al género tradicional de "canción de la villa" con versos de seis sílabas originado en España. Es una canción de folclor colombiano, mezcla de bambuco y pasaje llanero, según me informa mi profesor de música Juan Antonio Guerrerol.
Comienza en la voz de un niño que dice: "Mamá, ¿dónde están los juguetes? / Mamá: el niño no los trajo". La mamá responde: "Será, que no vio tu cartita / Que pusiste en la noche / Sobre tus chancletitas". Luego el niño dice: "Mamá, hoy me siento muy triste / Mamá, el niño no me quiere". Y la mamá responde: "Será, que tú hiciste algo malo / Y el niñito lo supo / Por eso no los trajo".
Esto es una crítica al consumismo de la época navideña y su relación con el contenido religioso, además de la división de clases sociales. El niño pobre se siente mal porque no recibirá regalos de Navidad, y la madre lo culpa a él por eso. En realidad la única culpa que tiene es ser pobre. Y se pone el hecho de ser pobre como una transgresión moral.
Luego la mamá suaviza la cosa y dice: "Mi amor, ya no te sientas triste / Mi amor, si a tu lado me tienes". Pero luego le abre la puerta a la esperanza: "Y así, esperaremos juntos, /
Rezaremos al cielo, / Hasta el año que viene".
La idea es que, si rezan, tal vez dejen de ser pobres y la situación económica mejore el año que viene. Es en realidad una crítica a cómo la religión debilita la acción que conduce al empoderamiento de clase social. Simplemente un rezo hace que la persona espere pasivamente el mejoramiento personal.
La canción es una magnífica crítica social.
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