Friday, December 15, 2017

Lenguaje Incluyente II: modelo y modela

En una entrada pasada de blog (véase aquí), argumentaba que “todos” no puede ser genérico e incluir a hombres y mujeres. Esto porque el “todos” se usa ante un grupo de hombres solos, lo que indica su masculinidad; en grupos mixtos, es la presencia de hombres la que se impone y por eso el “todos”. Ahora bien, ¿qué pasa cuando son seres inanimados? Por ejemplo, decimos “todos los bananos y manzanas”, para incluir “manzanas”, por lo cual es el género masculino el que se impone. En seres inanimados, pues, el masculino sí es genérico: el feminismo no se interesa por la reivindicación de las manzanas en un grupo donde hay también bananos.
            Veamos por qué el tratamiento de las personas es diferente del de seres inanimados. Las personas pueden tener sexo biológico, los seres inanimados, no. De manera que en la referencia a personas, siempre se impone el sexo biológico. De ahí que podamos de “profesor” y “profesora”, pero no “el baño” y “la baña”, como un femenino de “baño”. En lo lingüístico, pues, el sexo biológico impone semánticamente el género gramatical.
            Otra prueba de que “todos” no es genérico, por lo tanto, es discriminatorio con las mujeres, es que no se puede decir “todos” a un grupo de mujeres solas. Contrario a “estudiantes”, que sí es genérico, porque se puede aplicar a un grupo de mujeres solas, a un grupo mixto o a solo hombres. La terminación “e” sí es genérica en español, no la “o”.
            Ocurre también que, en ciertas ocasiones, la terminación “o” puede ser genérica, como el caso de la palabra “modelo”. Uno puede decir “las modelos” y se refiere solo a mujeres. En cambio, “todos” no se puede referir solo a mujeres.
            Ahora bien, si seguimos el ejemplo de “modelo”, podemos decir que casos como “médico”, “arquitecto” o “abogado” también son genéricos, por lo cual decir “ella es médico” no sería discriminativo. Pero yo creo que sí lo es, porque la lengua natural admite sin problemas “médica”, “arquitecta” o “abogada”, aunque nunca diríamos “modela”.
            Cuando una mujer se gradúa de “abogado”, como diría su título universitario, ¿se gradúa también de Hombre, como si al graduarse pudiera ser considerada en el mismo estatus de hombre? Esto es lo que hay detrás de decir “ella se graduó como abogado”.
            La razón por la que no se acepta “modela”, pero sí “abogada”, está en su etimología. “Modelo” es en esencia un objeto inanimado, como “modelo para armar” o “modelo estadístico”. La palabra “modelo” se refiere a una cosa, aunque después se utilice para referirse a una persona que funge como objeto para exhibir ropa o accesorios. En cambio, los nombres de profesiones desde su origen se refieren a personas. Nunca diríamos algo como “ella es mi profesor”, porque desde siempre ha habido profesores y profesoras.
            Otro problema es que muchas veces el género femenino se convierte en marca de identidad social y posición política feminista. Cuando una mujer dice de sí misma “presidenta” o “lideresa” (véase opinión de José Bolívar aquí), se está posicionando como agente político de lucha por los derechos de la mujer. En estos casos, el femenino no sería necesario, porque “presidente” y “líder” sí son palabras genéricas.
            Sin embargo, como dije en la otra entrada, esto envuelve una paradoja: la necesidad de marcar como femenino palabras no marcadas en cuestión de género parten de un presupuesto machista. Al decir “presidente” o “líder” nos imaginamos un hombre, y este truco de la imaginación se debe a la tradición machista. En ese orden de ideas, decir “presidenta” o “lideresa” podría considerarse machista.
            Sería mejor llegar al punto en que pudiéramos imaginarnos a una mujer cuando escuchamos “presidente” o “líder”, eso sí sería un gran avance en materia de género: que parte de la mente hacia el lenguaje, y no al revés.

4 comments:

  1. No sé qué decir, con el ejemplo de que es "discriminatorio con las mujeres, es que no se puede decir “todos” a un grupo de mujeres solas". Me deja con mucho qué pensar.

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    1. ¿Cierto? Esa es la idea, que hay mucho qué pensar. Más que decir que el lenguaje incluyente es bobo, vale la pena pensar en eso.

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  2. No soy muy experto del castellano pero me parece que sí se puede llamar a un grupo de mujeres "todos" y que le da, en ciertos contextos, un significado sumamente formal. De igual manera, creo que llamar a una abogada "abogado" o a una jueza "juez" en un contexto jurídico, dentro de la sala de un tribunal, deja cierto aire formal, que se pierde usando la palabra "abogada" o "jueza". Creo que cuando traducimos del inglés "lawyer", "attorney-at-law","judge", a veces es más correcta la traducción "abogado" y "juez". En fin, en el fondo no importa mucho pero me pregunto qué piensa usted al respecto, dentro de los contextos jurídicos.

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    1. Esa es la gran paradoja: que en principio los términos femeninos de profesiones surgieron como burlescos. Por ejemplo, llamar "jefa" a la esposa regañona. Ahora la crítica feminista busca que estos términos se normalicen y que vayan perdiendo su tono burlesco. No es sino que empiecen a usarse así y en algún momento ya se tendrán como términos también formales. Por ejemplo, si todas las juezas empiezan a llamarse a sí mismas juezas incluso en tono formal, ya todos nos olvidaremos del tono burlesco que tuvo en un comienzo.

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