Los
españoles usaron lenguas indígenas para designar las calabazas que encontraron
en América a partir del siglo XVII, pues antes todo se llamaba calabaza. Una
palabra es zapallo, que viene del quechua, y la otra es ahuyama.
Esta proviene de otra lengua indígena, el cumanagoto, que hablaba un
pueblo al oriente de Venezuela. La palabra cumanagota para el zapallo o la calabaza
era “huahuayama” (Tascón). A estos indígenas también debemos la palabra
“arepa”, por lo cual los venezolanos se arrogan la autoría de este delicioso
plato meridional hispánico hecho de maíz.
La escritura normativa de la palabra
es “ahuyama”, aunque también es bastante común “aullama” y “auyama”.
Probablemente la “h” tenía un sonido similar a la jota en lengua cumanagota. De
hecho, la “h” en español antiguo y colonial temprano tenía una pronunciación
como jota, probablemente hasta el siglo XVI o XVII. Todavía quedan palabras
como “hartera” que en Colombia se pronuncia frecuentemente “jartera”. Esa
pronunciación fue desapareciendo y por eso en palabras que quedan en el dominio
de lo oral se pierde la tradición escritural. Una búsqueda en google arroja 290.000
resultados para “ahuyama”, 545.000 para “auyama”, 4070 para “aullama” y 3050
para “ahullama”. Aunque el diccionario académico admite solo “ahuyama”, la
forma “auyama” goza de mayor aceptación en el lenguaje escrito.
En sus diferentes variantes, se encuentra
“ahuyama” en Colombia, Venezuela y República Dominicana, según el CORDE, en el
siglo XX. En Colombia, se usa en las zonas central y norte. En el suroccidente
se usa zapallo, pero una fuente me dice que en Nariño se prefiere “ahuyama”.
Allí la palabra “calabaza” designa otro tipo de fruto, uno similar que es
blanco por dentro, mientras que “ahuyama” o “zapallo” es el que es anaranjado
por dentro. Es llamativo este dato porque va en contravía del quechua “zapallo”
que es el más generalizado en la zona de influencia quechua.
Parece que la palabra “zapallo”,
según Tascón, empezó a considerarse demasiado vulgar, y algunas personas
empezaron a preferir “ahuyama”. Tanto así que “zapallo” empezó a designar una
persona bobalicona o sin gracia. Esta tendencia reemplazó “zapallo” por
“ahuyama” en Nariño, pero no lo lograría en el Valle del Cauca.
Soy argentino de Buenos Aires, nacido en 1978 y en mi infancia y adolescencia recuerdo que se usaba la palabra zapallo para designar a alguien tonto. Muy buen blog. La felicito! Gonzalo
ReplyDeleteGracias Gonzalo, apenas vi su comentario y por la información. Será entonces por la influencia andina que tienen esa palabra, qué curiioso.
DeleteLas personas oriundas de Nariño utilizan la palabra zapallo, la palabra ahuyama fue traída por habitantes de otros departamentos al nuestro.
ReplyDeleteEs completamente cierto. En otra entrada escribí sobre "Zapallo".
DeleteBuen día, que agradable poder conocer más acerca de la etimología de este importante vegetal, al cual conozco desde mi infancia y que cultivamos en nuestras casas, muy contento con el contenido, y le animo a continuar con tan importante labor.
ReplyDeleteBuenas tardes, desde Managua, Nicaragua. He escuchado mucho calabaza y aqui nosotros los nicas decimos a la cabaza: ayote (tierno o maduro) y es el mismo que se utiliza para dulces de navidad o en todas las épocas, en almíbar. Es el caso que creo que introdujeron un fruto con las características que describen, amarillo por dentro y sabe delicioso en guisos, sopas o al vapor! Me llamó la atención en la obra preferida de mi adolescencia "Cien años de Soledad! que el autor uso auyama, más de su ortografía y pronunciación pero ¿cómo sabe verdaderamente es igual de deliciosa? -saludos
ReplyDeleteGracias por el aporte. "Ayote" viene del nahuatl. Parece que en las diferentes regiones se adoptó la palabra indígena de la región.
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