Una duda común entre los hispanohablantes es si se
escribe “asuntos que tratar” o “asuntos qué tratar”. No se preocupen: hasta la
Real Academia tiene la misma duda.
En mi opinión, la palabra “qué”
debe ir tildada porque funciona como pregunta indirecta. Por ejemplo,
“‘¿Tenemos asuntos qué tratar?’, le pregunté” se puede transformar en “Le
pregunté si teníamos asuntos qué tratar”. En este caso, el verbo “tener” indica
posesión, porque los hablantes están en posesión abstracta de tales asuntos.
No se debe confundir con la
perífrasis “tener que”, que significa obligación: “Tenemos que tratar unos
asuntos” es diferente de “tenemos asuntos qué tratar”. La primera indica
obligación, la segunda indica la posesión de tales asuntos. Lo mismo ocurre con
“haber que”: en “hay asuntos qué tratar”, “hay” indica existencia y en “hay que
tratar unos asuntos”, “hay que” indica obligación.
Ahora bien, existen contextos
similares en los que se pierde la noción de pregunta indirecta. En el ejemplo
“Tenemos/hay asuntos qué tratar” no existe la figura introductoria “le
pregunto”, pero sigue operándola misma noción sintáctica aunque la semántica
haya desdibujado el sentido de pregunta.
En el Diccionario Panhispánico de
dudas, es posible encontrar información contradictoria. En la entrada “qué”,
dice:
“Este pronombre puede introducir oraciones interrogativas indirectas con
verbo en infinitivo y dependientes de los verbos tener y haber: «—¿A qué te
dedicas, Juanito? [...] —Hace seis meses que me arruiné en el campo, y no tengo qué hacer» (Araya Luna [Chile
1982]); «No había qué comer, para
variar, pero teníamos dignidad» (Valdés Vida [Cuba 1996] 119). Este uso no ha
de confundirse con las perífrasis verbales haber que o tener que seguidas de
infinitivo, que expresan necesidad u obligación, en las que que es conjunción
átona que debe escribirse sin tilde (→ que, 2.14): «No tienes que hacer nada»
(Pedrero Invierno [Esp. 1989]); «A él no le gustaba la tragonería, pero había
que comer» (GaBadell Funeral [Esp. 1975]). (qué)
Sin embargo, en la entrada “a”, donde discute si se puede
usar “asuntos a tratar”, escribe lo siguiente:
Si la preposición a admite su sustitución por las preposiciones por o para,
o el relativo que, sin que sea necesario cambiar la estructura de la
construcción y sin que cambie el significado, debe desecharse la construcción
galicada: Tenemos dos asuntos a tratar (mejor Tenemos dos asuntos que tratar); No hay más asuntos a discutir
(mejor No hay más asuntos que/por/para
discutir). (a)
Es decir, el mismo diccionario está cometiendo una falta
de ortografía y contraviniendo su propia regla.
Según el
área de consultas del RAE, en pregunta y exclamación indirecta se debe usar la
tilde: “Ya verás qué bien lo pasamos”. Pero hay ocasiones en las que se permite
tanto con tilde como sin tilde:
Esta doble posibilidad se da cuando los relativos introducen subordinadas
relativas sin antecedente expreso, siempre que el antecedente implícito sea
indefinido y tenga carácter inespecífico (una persona, alguien, algo, algún
lugar, nadie, nada, etc.). Esto ocurre cuando la oración de relativo sin
antecedente depende de verbos como haber,
tener, buscar, encontrar, necesitar, etc., que admiten complementos
indefinidos de carácter inespecífico. En estos casos es aceptable escribir el
relativo tanto con tilde, reflejando la pronunciación tónica, como sin ella,
representando la pronunciación átona.
El
problema es que no hay con qué/que alimentar a tanta gente.
Ya ha encontrado quién/quien le quiera y no necesita nada más.
Buscó dónde/donde sentarse,
pero no había asientos libres.
No tenía cómo/como
defenderse de las acusaciones. (consultas)
Lo que yo interpreto de esta
afirmación, para ponerla en términos más sencillos, es que solo cuando la
pregunta indirecta está explícita en el contexto será obligatorio el uso de la
tilde. No estoy de acuerdo con esto, pero tampoco me voy a poner de más papista
del papa a contradecir la contradicción de la Academia. De hecho, la busqué en
Google Books y sí, todo el mundo escribe “asuntos que tratar”, como el mismo
escritor del diccionario contradiciendo su propia norma.
Yo la escribiré con tilde donde
me suene el acento. A lo mejor la Academia en sus estudios ha encontrado que ya
la gente no produce un acento prosódico ahí, pero me gustaría ver cómo se midió
ese aspecto.
Me pesa es el esfuerzo que pasé
corrigiendo a mis estudiantes por esto. No vuelvo a corregir a nadie por esto,
la vida se hace más sencilla así.
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