Thursday, January 25, 2018

Rayo homosexualizador

La expresión “rayo homosexualizador” se usa para arodiar a las personas muy religiosas que creen la teoría de que existe una conspiración mundial para que todos nos volvamos homosexuales, y así evitar que la gente se reproduzca y acabar con la humanidad. Aunque algunos piensan que es para acabar con la raza blanca. Es un misterio cómo surgió esta expresión, pero parece que se la inventaron comediantes en México.
Aparece en un video subido a Youtube el 23 de febrero de 2017, por Imagen Noticias, quienes dicen de manera jocosa que los nazis desarrollaron una tecnología de control mental para homosexualizar a los heterosexuales. Los suecos y noruegos perfeccionaron el programa y se lo dieron a los homosexuales para propagar su “ideología”. Los comediantes se ponen un casco vikingo, juntan los cuernos y hacen el sonido de un rayo. Entonces empiezan a mostrar imágenes de famosos que salieron del closet, como si “de repente” se hubieran homosexualizado.
Juega con el prejuicio que tienen ciertas personas de que la orientación sexual es un aspecto que se puede cambiar. Como si los que salieron de closet se hubieran convertido en homosexuales de repente. No. Lo fueron siempre.
En Colombia esta expresión adquirió un gran empuje en 2017 debido a una intensa polémica que se formó en torno a los derechos de la comunidad LGTBI.
            Un joven llamado Sergio Urrego se suicidó en Bogotá el 4 de agosto de 2014 debido al rechazo que sentía en el colegio por ser homosexual. El 3 de agosto de 2015 la Corte Constitucional dictó sentencia en la que ordenaba al gobierno realizar pedagogía en contra de la discriminación escolar por orientación sexual (ver sentencia).
A raíz de esto, en 2016 el Ministerio de Educación, a través de la fundación Colombia Diversa, elaboró unas cartillas para uso obligatorio en los colegios, para inculcar respeto a los niños y jóvenes por las personas de sexualidades alternativas. Antes de que las cartillas salieran a la luz pública, comenzaron a circular noticias falsas de que contenían pornografía: hombres desnudos en la cama y otras imágenes (vea aquí).
Cuando las cartillas salieron, ya tenían un público predispuesto. Las cartillas contienen información muy conocida en los estudios culturales sobre teoría de género, según la cual existe una diferencia entre “sexo” y “género”. El “sexo” es una condición biológica, y el género es cultural. Así pues, según el “género” nadie nace hombre o mujer, sino que construye su sexualidad según patrones culturales.
Esto desató la furia de líderes religiosos y padres de familia. Tanto así que el 10 de agosto de 2016 se realizaron multitudinarias marchas en contra de la mal llamada “ideología de género”. Se pensaba que el Estado quería convertir en homosexuales a todos los niños y jóvenes. El hecho de que la ministra de educación, Gina Parody, fuera abiertamente homosexual, parecía ser indicio de ese poder homosexualizador.
Esto obligó al gobierno a echar para atrás la medida de las cartillas.
Pero la cosa no paró aquí. El 2 de octubre del mismo año se realizó un plebiscito en que la gente votaría Sí o No al acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc. Parte de la propaganda negra en contra del acuerdo fue divulgar la noticia falsa de que el acuerdo de paz contenía “ideología de género”, e incluso la aprobación del aborto.
Muchos cristianos y católicos votaron que No al acuerdo de paz, pensando que el acuerdo ponía en el poder un Estado homosexual y homosexualizador. Como la ONU apoyó el acuerdo de paz, se decía que existía un plan mundial para convertir en homosexuales a todos los niños y jóvenes.
El “rayo homosexualizador” fue una manera de parodiar esa teoría conspiranoica. De hecho, el hijo del presidente de la república parodió esas ideas en un tweet: “Así es! También planeamos utilizar el rayo homosexualizador contra todos los colombianos, entregarle el país al castrochavismo/“far” y de paso conquistar el mundo!” (ver aquí).
Iván Gallo en Las2Orillas usó la expresión “rayo homosexualizador” para referirse a esta gran mentira (ver aquí).
La expresión se ve frecuentemente en redes sociales como respuesta a las personas que están en contra del acuerdo de paz. Mejor dicho, una manera muy colombiana de referirse jocosamente a la posverdad.

Sunday, January 21, 2018

Fantasmas e hipoteca

Aquí mi interpretación sobre las películas de horror gringas, la casa encantada y todo ese cuento: ¿qué representan los fantasmas? No son más que las deudas y la hipoteca. Algunos ejemplos de esta situación:
The open house:  Película de Netflix. Ante la muerte del padre, una mujer y su hijo adolescente se van a vivir a una casa de una pariente. Pero la casa está en venta, y ellos vivirán allí mientras la venden. El padre los ha dejado llenos de deudas, con tarjetas de crédito canceladas. Allí, empiezan a sufrir situaciones terroríficas, como que les apagan el gas, les cambian de lugar las cosas, les cortan el teléfono. En otras palabras: los acreedores son los fantasmas.
American Horror Story, primera temporada, serie de Netfliix: Un psiquiatra, su esposa e hija adolescente se van a vivir a otra ciudad después de la infidelidad del hombre. Este ha tenido que endeudarse para comprar una mansión en esa nueva ciudad. Allí los empiezan a acosar fantasmas de todos los dueños anteriores de la casa. ¿Qué representan esos fantasmas? La hipoteca.
The Conjuring: Una pareja con cinco hijas se mudan a una casa vieja, donde empiezan a a ser atormentados por una bruja, la verdadera dueña, que quiere reclamar su posesión sobre la casa. En mi interpretación, la deuda que les ha dejado la compra de la casa los atormenta. La bruja es en verdad el banco que les quiere quitar la casa.
En fin, películas de la crisis económica.

Yo no sé a lo colombiano - valluno

Vamos a hablar sobre una pronunciación particular de la frase “yo no sé” que es “e-e-jé”. Es que en el español caucano-valluno (suroccidente de Colombia) nadie dice “yo-no-sé” con todos sus sonidos, sino una serie de vocales relajadas con una jota entrometida, con un gesto de boca estirada y un levantamiento de hombros que significa “yo no sé”. ¿De dónde pasó de “yo-no-sé” a “e-e-jé”?

            Paso 1: Articulación de “j” en vez de “s” entre vocales
            Yo-no-sé > yo-no-jé

            Paso 2: Relajación de la “o” en una especie de “e” abierta o vocal indeterminada:
            Yo-no-jé > ye-ne-jé

            Paso 3: Nasalización de las vocales cercanas a la “n”
            Ye-ne-jé > yẽ-nẽ-jé

            Paso 4: Desaparición de consonantes:
            Yẽ-nẽ-jé > ẽ-ẽ-jé
           
            El paso de “s” a “j” (en lenguaje fonético es /h/) resulta un fenómeno muy común del español caucano-valluno, y solo ocurre cuando el sonido se encuentra entre dos vocales, o a comienzo de la palabra: “con eso” queda “con ejo” o “sí” queda “hí”. Como la “n” es una consonante nasal, esta transfiere su nasalidad a las vocales y así, con la sola nasalidad de las vocales, queda expresado el sonido “n”. Entonces “n” termina por desaparecer. Nótese la virgulilla que se ha puesto encima de la vocal para representar esa nasalidad: “ẽ”.
            Como es una expresión de alta frecuencia, es decir, se dice muchas veces, tiende a reducir su forma sonora. Lo mismo pasa en la expresión inglesa del mismo significado: “I don’t know”. Nadie dice “ái-dont-nou” como debería ser, sino que se convierte en “a-ro-nó” (no somos específicos en el lenguaje fonético para no entrar en terminología.
            Por su alta frecuencia, desaparece también la consonante “y”, que no es común que desaparezca, aunque en español caribeño tiene una articulación más débil. Y el español caucano-valluno tiene mucho parentesco con el español caribeño.
            Ahora bien, la expresión “ẽ-ẽ-jé” debe realizarse con un tonito ascendente en medio de la frase, y con la expresión corporal mencionada, para entenderse. Es decir, es una forma altamente dependiente del contexto.
            Es cierto que alguien podría juzgar que se trata del resultado de cierta pereza articulatoria, y el solo hecho de no saber algo incluye el sentido de pereza o desinterés, pero no por eso deja de ser simple: nótese la regla complicada de cambio (los 4 pasos) que se sigue.

            Hablaremos de otra palabra que sigue un cambio similar: y esta es “tõjes” por “entonces”.

Wednesday, January 3, 2018

¿Podrir o pudrir?

La Real Academia acepta tanto “podrir” como “pudrir”. Cuando sílaba queda con acento, solo acepta “pu” como en “pudre”. En todos los demás casos, suele aceptar tanto “po” como “pu”: “podría” o “pudría”, “podrió” o “pudrió”. El gerundio sería una excepción, pues solo admite “pu” aunque esté inacentuada.
Y no se quejen diciendo ¡ah, es que la Academia se ha vuelto permisiva con todo! No señores: esto está así desde 1736. Sin embargo, las bases de datos muestran que los hablantes cultos prefieren la forma con “pu”.
            El verbo original latino era “putrére”, donde la “u” breve pasó a “o” por evolución fonética regular. Es decir, la forma más original sería “po”. Lo mismo ocurrió con “subir”, que originalmente era “sobir” por provenir de la “u” breve latina.
El verbo “putrére” se transfirió al castellano como un verbo terminado en “ir”. Muchos verbos terminados en “ere” pasaron a ser “ir” en castellano, como “vivir”, que era “vívere” en latín. Por esta razón, tenemos verbos que comparten formas conjugadas, aunque sean de terminaciones diferentes: “vivir” y “comer” son “vivimos” y “comimos” en pasado, ambos terminados en “imos” aunque el infinitivo sea diferente.
            Cuando el verbo “podrir” ganó su terminación verbal con “i”, esta vocal ejerció una presión sobre el cuerpo del verbo para hacer su pronunciación similar. Notemos que la vocal “u” e “i” son cerradas. La “i” de la conjugación hizo que la “o” se pronunciara con “u” para hacerla más parecida. Lo mismo ocurrió con “sobir”, que terminó en “subir”.
            Un caso muy diciente es el verbo “dormir”. Se dice “dormimos”, pero “durmió”. Hay una vacilación entre la vocal “o” y “u”. Pero “u” solo se usaría en sílaba inacentuada ante el diptongo, “ió” en “durmió” y “ié” en “durmiendo”.
Otro caso es el de verbos como “poder”. En latín el pretérito era “potui”, pero en la pronunciación vernácula se dijo “pouti”, y de esa combinación “ou” se formó “u”. Así se formó “pude”, que adquiere “pu” cuando tiene acento.
Entonces “podrir” recibió influencia de estas diferentes conjugaciones. Al igual que “poder”, se definió por “pu” cuando la sílaba tiene el acento: “púdrase en el infierno”. Al igual que “dormir” en “durmiendo”, se quedó con “pudriendo” y desechó “podriendo”; se quedó con “podrido” al igual que “dormido”, y desechó “pudrido” o “durmido”.
En los demás casos conservó la “o”, como en “podrir” y el antiguo “sobir”, pero alcanzó a recibir influencia del cambio a “subir”. Sin embargo, una búsqueda en los datos recientes de la Real Academia muestra que los hablantes cultos prefieren “pu”, lo que muestra la tendencia a unificarse en “pudrir” al igual que “subir”.
Mejor dicho, ante la duda, diga siempre la variante con “pu”, porque aprenderse las conjugaciones en las que se puede decir “po” es más engorroso. Solamente en “podrido” (participio) se acepta solo “po”.

Mamar gallo

Existen varias teorías sobre una expresión tan caribeña como “mamar gallo”, que en Colombia, Venezuela y Ecuador significa “tomar del pelo” o “dar rodeos” a una cosa que no se quiere hacer (véase Así Hablamos). Por ejemplo, si le estás hablando en serio a tu novio y este te sale con un chiste, te está mamando gallo. Alguien que te vive sacando excusas para no devolverte la plata que te debe, un día te dice “es que no traje la chequera” y otro día “es que me acabaron de robar la billetera”, te está mamando gallo. Mejor dicho, el que mama gallo es alguien que no llega al objetivo de la acción que se espera de él.
            Es una expresión tan del lenguaje oral, que no se encuentra documentada como tal en su origen. Parece que Gabriel García Márquez fue el primero que la usó, pero todavía no he podido encontrar la cita específica. Busqué en la base de datos de la Real Academia, que tiene digitalizadas obras de García Márquez, y no apareció allí. Mejor dicho, puede ser un mito que él la internacionalizara.
            Sobre su origen también hay varios mitos, como que viene de las peleas de gallos. El que ya sabía que iba a perder succionaba los ojos del gallo (se los mamaba, literalmente) para quedar descalificado sin perder la apuesta. Daniel Samper la discute en “A mí que me esculquen”, según refiere Otto Scheuren.
            Otro origen es sexual. “Gallo” es la vagina, y “mamar” se refiere a la acción de succionar dicho órgano sexual. Así que “mamar gallo” sería hacer sexo oral. Lo que implica la idea de hacer una acción que desvía del objetivo central de la acción, que es la penetración. Muy buena la explicación de Óscar CormaneSaumeth.
            De hecho, en Honduras “mamar gallo” significa practicar sexo oral (Así Hablamos), y en El Salvador “gallo” significa “clítoris” (Diccionario de la RealAcademia). Pues bien, al confrontar estos datos el significado sexual es el más plausible. Muy probablemente comenzó como una palabra grosera, que fue perdiendo su sentido grosero y se volvió más neutral, aunque sigue siendo propia del lenguaje oral.
            Aunque comenzó como una frase, “mamar gallo”: verbo=mamar y gallo=objeto directo, es posible convertirla en un sustantivo de implicaciones filosóficas y sociológicas como “el mamagallismo”, para fundamentar la idiosincrasia colombiana. También es posible sustantivizarla sin tanta parafernalia, y hablar simplemente de “la mamadera de gallo”.