Saturday, July 29, 2017

Ortografía y preceptiva

Hay personas que corrigen “haiga”, “naiden” o “ansina” como errores de ortografía, y se burlan de los hablantes que usan estas formas. Yo me burlo más de los que dicen que estos son errores de ortografía, pues desconocen el concepto básico de “ortografía” (y aun así se atreven a corregir a otros).
            “Ortografía” viene de “orto”=bien y “grafía”=letra. Es el arte de usar bien las letras, no otra cosa. Por lo tanto, la ortografía regula solamente la manera como se escriben las palabras, no la manera como se pronuncian. La ortografía se mueve únicamente en el dominio escrito, mientras que “haiga”, “naiden” y “ansina” pertenecen al dominio oral.
            Por ejemplo, si un latinoamericano escribe “asen” en vez de “hacen”, el error es solamente de la letra, pues tanto “asen” como “hacen” se pronuncian igual en español latinoamericano. Por lo tanto, el error consiste en haber omitido una “h” al comienzo y en haber puesto una “s” en lugar de una “c”. Es propiamente un error de ortografía.
            Por el contrario, si una persona escribe “haiga” en vez de “haya”, no hay manera de leer “ig” como “y” o viceversa en ninguna circunstancia. Es una cuestión que nada tiene que ver con cómo se escribe la palabra, sino con la conjugación del verbo “haber”. La persona que escribe “haiga” seguramente también lo dice oralmente.
            Si hemos de utilizar un término para referirnos a la práctica de corregir el uso el lenguaje en general, este es el que se denomina “preceptiva”, o también “gramática prescriptiva”. La “preceptiva” es el conjunto de reglas que se aplican al uso del lenguaje que se acepta entre las élites intelectuales y la escritura como tal. El uso de “haiga” sería un error de preceptiva, no de ortografía. La ortografía es parte muy pequeña de la preceptiva.
Ahora bien, yo me resisto a aceptar que “haiga”, “naiden” o “ansina” sean consideradas errores. Son formas muy tradicionales del español, que fueron comunes en otra época y después, por arbitrariedad de la élite intelectual, se empezaron a considerar errores. Hay personas que han aprendido esas formas como parte de su lengua materna y son parte de su manera de hablar. Si acaso hay que señalarlas de alguna manera, yo las llamaría variantes no estándar. El estándar es la lengua que se acepta en élites intelectuales, y el no estándar el que no se acepta en tales élites.

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