Gústenos o no el reggaetón, la palabra “tusa” se ha hecho famosa gracias a
la regaetonera paisa Karol G y su colaboración con Nicky Minaj. Y ella lo define
muy bien: “tusa” es una “depresión tonta”. Bastante también corrió entre los
mamertos que nos sentimos tristes porque ganó el NO en el plebiscito por la paz
en 2016, porque perdió la Consulta Anticorrupción, o porque ganó Iván Duque. Pero
no por eso se hizo famosa internacionalmente, solo por Karol G.
Ahora pego aquí lo mismo
que publiqué en El
País de Cali.
“Tusa” se utiliza para expresar el sentimiento de
tristeza, en principio, derivado de una decepción amorosa, solo en español
colombiano, según el diccionario en línea AsíHablamos. La conocí recientemente
por unas bogotanas que preguntaron por esa palabra para un trabajo
periodístico. Para mí era solo el resultado de un corte de pelo mal hecho.
“Tusa” proviene del latín “tundere”, que significaba
“cortar, podar”. De este verbo se derivó la palabra “tundir”, y significa
también “cortar, podar”, pero “tundir” no se usa mucho hoy en día.
De “tundir” proviene la palabra “tunda”, para “golpiza”.
La acción de podar una planta requiere de un golpe repetido de un objeto
contundente. Por extensión metafórica se aplicó “tunda” a cualquier golpiza, no
solo a una planta. Esto siguiendo información del diccionario de la Real
Academia y el de Joan de Corominas.
En latín, el participio de “tundere” era “tonsus”. Pero
vamos por partes. Expliquemos primero qué es un participio, porque esto es
importante para entender la evolución de “tusa”.
Un participio es una forma verbal que indica el estado
resultante de una acción a manera de adjetivo. En español, el participio
generalmente se forma con la adición de la terminación “ado” o “ido”: “ado”
para verbos terminados en “ar” e “ido” para verbos terminados en “er” o “ir”.
Por ejemplo, el participio de “hablar” es “hablado”, el
de “correr” es “corrido” y el de vivir es “vivido”. El participo de “fregar” es
“fregado”, por eso decimos “estamos fregados”, que es el resultado de que alguien
nos friegue y nos friegue todo el tiempo. O decimos: “estoy molido”, que es el
resultado de moler y moler, en el sentido metafórico de “moler” como
“trabajar”.
En otras ocasiones el participio se refiere a una acción
o situación que empezó en el pasado y continúa en el presente. Esto ocurre en
construcciones con el verbo “haber”, cuando se conjuga “he”, “has”, “ha”,
“hemos”, “han”. Entonces decimos “siempre he querido viajar a Europa”, para
indicar con “he querido” una situación de “querer” que hemos experimentado en
el pasado y se proyecta hasta el presente.
En latín, muchos más verbos tenían un participio que no
seguía un patrón de conjugación, sino que conjugaba a su antojo. Eran
participios irregulares, pues no seguían esa regularidad. Por ejemplo, el verbo
“confundir” tenía el participio “confuso”, y alguien podía decir “estoy
confuso” en vez de “estoy confundido”; “estoy arrepiso” en vez de
“arrepentido”; “la sopa ya está cocha” en vez de “cocida”; “el palo está
tuerto” en vez de “torcido”.
En algunos casos, sobrevivieron los participios antiguos
como meros sustantivos o adjetivos, pero ya no tienen uso de participio. La
palabra “tuerto” se usa para referirse a la persona ciega de un solo ojo. Es lo
que pasó con “tusa”, que proviene de un participio que se volvió sustantivo.
En muchos casos se tomó la forma femenina para darle
forma al sustantivo. Veamos la palabra “salida”, que es participio de “salir”,
que se usa como sustantivo: “la salida es por esa puerta” o “la salida es a las
2pm”. También “vuelta”, que deriva del participio “vuelto” (“volver”), y en
español colombiano puede ser una diligencia, o la cantidad restante de una
transacción hecha con efectivo.
Entonces el participio de “tundir” era “tonsus”, de donde
surgió “tuso”, porque los latinos eliminaron la “n”. Sí, los antiguos también
se comían letras). “Tuso” tomó la forma femenina “tusa” para referirse al
evento de podar como tal. Por esta razón, el corazón de la mazorca se denomina
“tusa”, siendo el resultado de quitarle todos los granos. Esto según el
diccionario de vallecaucanismos de Leonardo Tascón.
Posteriormente, por paradojas o ciclos de la evolución
lingüística, muchos sustantivos derivados de participios se convirtieron otra
vez en verbos. Un ejemplo es “fritar”. El participio regular de “freír” es
“freído” y el irregular es “frito”. El irregular terminó como adjetivo,
“frito”, y de este adjetivo surgió “fritar”. Por esta paradoja tenemos el verbo
“tusar” y no “tundir” significando “podar, cortar”.
Es posible que su significado de “tristeza” derive, pues,
del mismo proceso que dio “tunda” como golpiza, por la acción de golpear que se
requiere para podar una planta. Una “tusa”, pues, implica la sensación de estar
golpeado por una situación abstracta que lo lleva a uno al abatimiento moral.
Pienso que este proceso metafórico se llevó a cabo
primero en el área cundiboyacense, pero eso lo digo por mi experiencia, no por
datos lingüísticos. Yo conocía “tusa” solo como resultado de un corte de pelo
mal hecho.
No conocía “tusa” como decepción amorosa hasta que me la
preguntaron las bogotanas. Tampoco es posible precisar cómo llegó a
especificarse hasta referirse en principio a la decepción amorosa. Si por ahí
sigue evolucionando hasta indicar decepción por un evento político, podríamos
estar viendo nuevas derivaciones semánticas hacia el futuro.
(Hasta aquí la publicación de El País).
Ahora bien, un lector que conoce la lengua emberá chamí,
que pertenece a la familia lingüística chibcha, afirma que existen las siguientes
palabras en emberá:
“Be maiz. Betununa granos de maiz. Tununa o tuna o tusa vastago donde estan los granos de
maiz, chibcha puro. La tusa es un vastago de una mazorca de maiz, sin granos,
vacía”. Vea la referencia a su blog aquí y a la fuente lingüística aquí.
La palabra “tusa” en su extensión geográfica coincide con
la familia lingüística chibcha: Panamá, Centroamérica, Antioquia y Venezuela. Sin
embargo, otras acepciones de “tusa” se encuentran en Cuba: “cigarrillo de hoja
de maíz” y Argentina: “acción y efecto de tusar las crines”, lo que podría
estar en contravía con la idea de que fuera un indigenismo. Es posible que la
palabra “tusa” fuera un hispanismo introducido en la lengua embera. Es un
misterio difícil de solucionar, pero no me parece imposible que “tusa” relacionada
justamente con el maíz fuera de origen indígena, pero sí menos probable. No se
conoce “tusa” en España, así que esto hace difícil constatar que se trate de
una palabra hispánica. Ahora bien, puede tratarse de una adaptación de “tunda” que
hicieran los españoles en América para referirse a un concepto que no podían
nombrar en su lengua.
¿Cuándo escuchó la palabra “tusa” por primera vez, y con
qué significado? Escríbame a lenguaencolombia@gmail.com