Recientemente se vio en la serie de Netflix “La casa de papel” (Money
heist) que un grito de autosuperación es “soy la puta ama” o “soy el puto amo”
o “somos los putos amos”. Este uso de “puto” es intrigante para muchos.
Es común el uso de “puta”
como sinónimo de “prostituta” en toda la historia del español. Se usa
principalmente en femenino, como muestra la base de datos histórica de la Real
Academia, que arroja 1360 casos para “puta” y 326 de “puto”.
La palabra “puto”
significaba también “yo pienso” en latín, de ahí la etimología mitológica de
que “puta” es mujer que piensa. Joan de Corominas afirma que la etimología de “puta”
para “prostituta” es incierta, y que tal vez se relaciona con el italiano
anticuado “putto” = muchacho”.
En español “puta” se
encuentra desde el siglo XIII, y desde mediados del siglo XV se documenta “puto”
= homosexual.
El uso de “puto”
antepuesto a un sustantivo sirve como intensificador de un atributo positivo o
negativo del sustantivo, según el contexto y el tono como se use. Los intensificadores
del sustantivo no son comunes. Un intensificador común es “muy”, pero solo
funciona con adjetivos y adverbios.
Los intensificadores de
los sustantivos son los adjetivos antepuestos. Por ejemplo, notemos la
diferencia entre “buen amigo” y “amigo bueno”. El adjetivo “buen” antepuesto
significa un amigo cercano, o sea que es un intensificador del atributo positivo
del ser “amigo”. En cambio, “amigo bueno” sí indica que el amigo en realidad es
buena persona en el sentido moral.
Si anteponemos otro
adjetivo, por ejemplo, “gran”, el significado no es muy diferente: “él es un
buen amigo/gran amigo”.
“Gran” es la forma
antepuesta del adjetivo “grande”, pero antepuesto pierde el significado de “grande”.
“Gran amigo” es un amigo cercano, pero “amigo grande” es un amigo de tamaño
grande.
Cuando el adjetivo aparece
antepuesto, muchas veces pierde elementos fonéticos, como en los casos que ya vimos:
no se dice “grande amigo”, sino que se pierde la última sílaba completa. En “buen
amigo”, se pierde la última vocal.
Esto ocurre con otros adjetivos
antepuestos como “el tercer piso” en vez de “el tercero piso”.
¿Por qué pasa esto? Por la
alta frecuencia de uso. Es la teoría que se llama de “gramaticalización”. Las palabras
que se usan con alta frecuencia empiezan a perder significado y a perder
elementos fonéticos. Un ejemplo clásico es el futuro “voy a salir”. “Voy”
significa movimiento, pero en el siglo XVII empezó a usarse con tanta frecuencia
que perdió su sentido de movimiento, para volverse una marca de futuro. Así pues,
la gente ni siquiera dice “voy a salir” sino “vua salir”. Pierde elementos
fonéticos.
Los adjetivos antepuestos,
pues, son elementos en proceso de gramaticalización. Y esto es lo que pasa con “puto”
o “puta” como adjetivo. Posiblemente debido a una alta frecuencia de uso empezó
a usarse antes del sustantivo y así fue perdiendo su sentido de “prostituta” y
a usarse en masculino sin tampoco significar homosexual.
No solo pierde su
significado de “prostituta” u “homosexual”, sino que se convierte en un simple
intensificador del sustantivo con variadas intenciones según el contexto.
Por ejemplo, he escuchado
que se usa para indicar “el ya mencionado reiteradamente”. Yo le digo a
alguien: “pásame el control remoto”. Y el otro no me hace caso. Luego vuelvo a
decírselo y a reiterárselo hasta que finalmente me enojo y le digo “que me
pasés el puto control”. Entonces indica “el ya mencionado reiteradamente”. Mejor
dicho, funciona como un intensificador del mismo artículo definido.
También lo he escuchado en
el sentido intensificador de la carencia del sustantivo, como “no tengo ni un puto
peso” o “no me dijo ni puta palabra”. Significan “no tengo ni siquiera un peso”
o “no me dijo ni siquiera una palabra”.
Si alguien le dijera a
otro “soy tu puto amigo”, significaría algo como “recuerda que soy tu amigo y
no lo has querido reconocer”, un poco como un intensificador del recuerdo,
relacionado con “pasame el puto control remoto”.
Se encuentra en
expresiones fijas como “váyase a la puta mierda”, que es como “no lo quiero ver
a usted, es mejor que te retires porque estoy muy enojada”.
Para el hablante de
inglés, “puto” funciona muy bien como traducción de “fucking” que sirve para
todo: “go to the fucking hell”, “I’m your fucking friend”, “I’m the fucking king”,
“Pass me the fucking remote…”.
Y encontré en el corpus histórico que en España se usa “puto
el postre”, pero no puedo explicar qué significa.
Cuando los españoles dicen
“soy la puta ama”, más bien, se refieren a que se intensifica el atributo
positivo de “ama”. Entonces “soy la puta ama” indica que me atribuyo ser la más
poderosa de todas.
Sorprendentemente parece
que “puto” como intensificador es bastante antiguo. Miremos algunos ejemplos
que trae el CORDE:
(1) 1406 - a 1435, Juan Alfonso de
Baena: “medio puto vos queda el tabique”.
(2) 1445 – 1480, Antón de Montoro: “no
pude perder el nombre / de viejo, puto y judío”.
(3) 1450 - c 1480: “del encuentro
que vos dio / aquel puto de judío.”
(4) 1465 – 1466: Coplas del
provincial: “di a tu hermano, por mi amor / que castigue su trasero / de tanto puto
palmero / como trae alrededor”.
Pues parece que “puto” se
usaba ya como insulto desde comienzos del siglo XV, como muestran los ejemplos
(1) y (2). El ejemplo (3) es bastante importante porque muestra una transición
a su uso como intensificador “puto de judío”. Es posible que se usara así por
mucho tiempo y que posiblemente se fuera omitiendo “de”, hasta desembocar en
ejemplos como el (4) donde se observa “de tanto puto palmero”.
Este uso con “de” lo veo
documentado hasta el siglo XVII, y luego sigue usándose “puto” como intensificador
del sentido negativo del sustantivo. Como intensificador del sentido positivo
del sustantivo parece que sí es un fenómeno más moderno.
“Puto” como intensificador
presenta concordancia de género y número con el sustantivo: “soy el puto amo”, “soy
la puta ama”, “somos los putos amos”, “somos las putas amas”.
Otro tema es “putas”, como
cuando se pregunta: “¿Dónde putas estabas?” (Where the hell were you?). O también como en la novela de
Manuel Zapata Olivella: “Changó el gran putas” (Changó de Great Badass). Esta forma
sí está mucho más avanzada en su proceso de gramaticalización porque ya ni
siquiera cambia su forma para concordar en género y número. Para la próxima.