Monday, January 30, 2017

¿Desboronar o desmoronar?

La confusión histórica de “b” y “m”, debido a sus propiedades acústicas similares, se vio en la palabra “bolinillo” y “molinillo” (véase aquí), en la cual se resolvió fácilmente que la palabra original es “molinillo”. Esto puede llevar a algunas personas a pensar que la forma correcta es “desmoronar”, con “m”, al igual que es “molinillo” con “m”.
            Pues no. “Desmoronar” no es la forma más original. Es “desboronar”, con “b”, la más original. Joan de Corominas documenta “desboronar” por primera vez en 1490 (según Corominas), y proviene de “des”, que significaría en este contexto “quitar” y “borona”, que significa “trigo” o “maíz”. “Desboronar” es, pues, desprender los granos de maíz o de trigo. Está relacionado con el término portugués “boroa”, que Corominas documenta en 1220.
            El término “borona” proviene de “boruna”, un vocablo propio del norte de España. Así se le dice al trigo en alguna lengua que se hablaba en España antes de la llegada de los romanos (dice Corominas), aunque la Academia Española aventura a decir que es un término celta. Es posiblemente, entonces, un término que proviene del gallego.
            Hemos observado que el español colombiano tiene mucha influencia del español caribeño (como se vio en el término sancocho), y este a su vez tiene influencia del español gallego (como se vio en el término caneca o en descachalandrado). Pues bien, la forma “desboronar” podría ser también un caribeñismo colombiano de este estilo.
            El término “desboronar” no solamente se refiere, en todo caso, a desprender los granos de trigo. Puede referirse a cualquier evento en el que ocurre un efecto parecido: cuando se desprenden granos que forman parte de una superficie compacta de tierra, barro, cemento o arena.
            El término “desmoronar”, con “m”, es una alteración sonara de la “b” original por su similitud articulatoria: ambos se pronuncian con la boca cerrada y dejando expulsar el aire repentinamente. Sin embargo, en el corpus histórico aparece por primera vez en 1438, antes que “desboronar”. ¿Entonces por qué decimos que “desboronar” es más original? ¿O será una cuestión aleatoria del corpus?
            Es posible que sea simplemente por casualidad que sale “desboronar” primero que “desmoronar”, pero existe una posibilidad más que quiero aportar: si “borona” viene de una lengua diferente del latín, es posible que los latinos escucharan “borona” o “morona”, por ser una lengua ajena a ellos. La objeción a esta posibilidad es que no existe ninguna documentación de “morona” en español.
            También es posible que la confusión se deba a la presencia del prefijo “des”, que confunde la pronunciación de “b” y “m”. Esto pudo haber ocurrido mucho tiempo antes de que apareciera la palabra por escrito en el siglo XV. En todo caso, después del siglo XVI, la forma con “m” tomó tanta fuerza que es la más usada durante toda la historia hasta hoy en día. Tanto que la Academia dice que “desboronar” está en desuso.
            El corpus histórico pone como última documentación de “desboronar” en  1632, lo cual todos sabemos que no corresponde con la realidad, pues todavía hay gente que dice “desboronar”. Más bien, en el siglo XVII se empieza a considerar incorrecto “desboronar” y por eso no aparece en la lengua escrita. Pero la lengua oral mantiene viva la palabra original como una reliquia que merece ser analizada y cuidada por los amantes de la historia de la lengua.

Monday, January 23, 2017

¿Bolinillo o molinillo?

“Bolinillo” se usa en Colombia para referirse al instrumento de madera de forma alargada y punta abultada que sirve para batir el chocolate mientras se cuece. La Academia acepta la palabra “molinillo” para referirse a este mismo objeto. Proviene del latín “molinum”, instrumento para moler, y el diminutivo “illo”. De esta forma, un “molinillo” es un instrumento pequeño para moler. En Bogotá, el filólogo Rufino J. Cuervo escuchó la palabra “molenillo”, probablemente por influencia del verbo “moler” que tiene la “e”.
El origen de la variante con “b” como se escucha en el suroccidente colombiano es incierto. El diccionario de Tascón lo considera un término tradicional del Valle del Cauca, pero también existe en Antioquia, según se puede corroborar aquí. En estas regiones se usa tanto “bolinillo” como “molinillo” y muchos hablantes tienen la duda sobre cuál variante es la correcta.
Se puede especular que el origen de “b” se debe a dos causas. La primera es la similitud del sonido entre “b” y “m”, pues ambas se pronuncian poniendo los labios juntos y expulsando aire fuertemente para seguir con la vocal. Por eso algunas personas confunden “desmoronar” y “desboronar”. Pronto discutiremos esta palabra también. La segunda es la influencia de la palabra “bola”, que semeja la forma abultada del extremo de este artefacto. El hablante buscaría transmitir la idea de que no es cualquier molino, sino uno que tiene una bola pequeña que realiza la función de batir el chocolate.
Para resolver la duda, puede decirse que la Academia acepta “molinillo” y no “bolinillo”. Sin embargo, no es prudente ir por ahí corrigiendo a todo el mundo a menos que alguien pregunte. La palabra “bolinillo” tiene su razón de ser y sería interesante poder rastrear exactamente de dónde viene.

Sunday, January 15, 2017

Fuera sido

La sustitución de “fuera” por “hubiera” es una de las construcciones más bellas de la lengua popular, como en “Si yo fuera sido” o “Si yo fuera sabido”, en vez de “Si yo hubiera sido” o “Si yo hubiera sabido”. Lo recordé porque lo vi usado en un comentario sobre una noticia curiosa que salió hace poco, en que un campesino antioqueño rebasó en su bicicleta vieja a dos triatletas europeos en las montañas colombianas.



            El autor de este comentario está esforzándose mucho por expresarse correctamente, tanto que usa el cultismo “cuán” y el comentario está editado. Él dice literalmente “si fueran recorrido la misma distancia, hablaría” (ene. 6, 2017).
            Me encanta porque es como lo expresaría alguien en la época de la colonia, un retrato del pasado, vivo y dinámico en el presente. Por supuesto, el surgimiento de “fuera sido”, “fuera sabido” o “fuera cantado” tiene relación con la creación de “haber” como auxiliar de los tiempos perfectos en español.
            Los tiempos perfectos son aquellos que expresan un evento pasado que tiene un impacto en el otro evento posterior en el tiempo, como en “He vivido en esta casa desde que tenía 12 años”. Significa que empezó a vivir en esa casa hace 12 años y en el presente está viviendo en esa misma casa. O si alguien dice “Yo sabía que alguien había vivido en esa casa”, la construcción “había vivido” indica un pasado anterior a “sabía”.
En esos casos, “he” y “había” son formas de “haber” que funcionan como auxiliar para establecer esa relación con otro evento. Lo mismo ocurre con “hubiera”, que es otro tiempo perfecto de “haber”.
            El verbo “haber” viene del latín “habere” que significa “tener”. Durante la edad media, el verbo “tener” fue perdiendo su sentido de posesión y se convirtió en simplemente en un verbo auxiliar sin significado autónomo. Fue adquiriendo un sentido netamente gramatical para indicar esa relación temporal con otro evento.
La transformación de “haber” en auxiliar se completa más o menos en el siglo XV. En ese proceso, muchos otros verbos compitieron con él para volverse también auxiliares en el mismo contexto. En el español colonial, leemos en los documentos cosas como “él es sabido que…” en vez de “él ha sabido”, o “ella era tenido el amuleto” en vez de “ella había tenido el amuleto”. Y por supuesto, "si yo fuera sabido" por "si yo hubiera sabido".
El verbo “ser” en la época colonial trató de convertirse en sinónimo de “haber”, pero no lo consiguió. Más o menos en el siglo XVIII ya “haber” ha ganado la competencia, desapareciendo el uso de “ser” como auxiliar tiempo perfecto. Sin embargo, quedaron rastros de este uso colonial en la lengua popular como ocurre con “fuera sido” en vez de “hubiera sido”.
Al momento solo conozco que la sustitución de “ser” por “haber” solo ocurre en “fuera” por “hubiera”. No conozco otros casos gramaticales en que ocurra esta construcción. Es decir, cosas como “él es sabido de su madre” parecen haber desaparecido definitivamente del español.
            Por supuesto, he visto en sitios web la corrección tajante para que la gente no diga “fuera sido”, como si fuera un pecado mortal (vean aquí). A algunos les parece un “horror”, a mí me parece una joya que debemos atesorar con cariño.

Sunday, January 8, 2017

Trasteo (mudanza)

“Trasteo” para mudanza es una expresión muy colombiana. Ningún otro hispanohablante entendería “estoy de trasteo” cuando uno se refiere a la acción de mover sus cosas entre una casa y otra. La Academia acepta “trasteo” (=mudanza) como colombianismo, pero en la escritura, o en la conversación con hispanohablantes de otros países, es mejor decir “mudanza”.
En español general, “trastear” es cambiar de lugar cualquier objeto viejo a otra parte cercana, no a otra casa. Proviene de la palabra “trasto”, que significa “cosa vieja”. “Trasto” proviene a su vez del latín “transtrum”, que se refiere a una pieza larga de madera gastada por el uso, más específicamente el banco de un barco de remos o una viga para la pared, pero en español parece haber perdido esta especificidad. En España, el sentido de “trasto” es cualquier objeto gastado por el uso.
La palabra “trasteo” en su significado específico de “mudanza” aparece en la novela Frutos de mi tierra de Tomás Carrasquilla, en el español de Antioquia (Colombia). La novela se publicó por primera vez en 1896 (véase “trasteo” en el CORDE aquí). Carrasquilla usa la expresión “Agencia de trasteo” para referirse a una compañía de mudanzas.
El sentido de “trasteo” como mudanza es posible que sí entrara desde los primeros colonizadores para referirse a cualquier movimiento de cosas, pero fue mucho tiempo después que fue adquiriendo en Colombia la especificidad de movimiento entre una casa y otra. O sea que debería haberse formado entre los siglos XVII y XIX.
Por estar extendida en el español de toda Colombia, pero no en otros países hispanohablantes, me inclino por pensar que se formó en el siglo XIX cuando ya estaban establecidas las fronteras nacionales. Sin embargo, falta mucha información al respecto para completar la historia de este sentido exótico que se le da en Colombia.

Monday, January 2, 2017

Haiga

Publicado en El País de Cali: www.elpais.com.co

El link a la publicación original está perdido, pero lo acutalizaré en cuanto se resuelva la cuestión.

Escándalo: 'haiga' sí se puede decir y escribir...

Existe una cruzada mundial contra el uso de “haiga”, al cual califican de pecado mortal o crimen contra la humanidad. Algunos dicen simplemente que “no existe” porque no está en el diccionario de la Real Academia. Otros, para colmo de males, dicen que “haiga” es un error ortográfico.
“Haiga” no es un error ortográfico, sino una manera alternativa de conjugar el verbo “haber” en presente de subjuntivo, en lugar de “haya”, como por ejemplo: “No me gusta que haiga tanta gente” o “Es posible que él no haiga venido”.
El campo de la ortografía es únicamente el de lo escrito, no lo hablado. Si alguien escribe “kiero aserte felis”, en español latinoamericano, sí está cometiendo varios errores de ortografía, pues la frase suena exactamente como el correcto “quiero hacerte feliz”. El error está en la escogencia de las letras o “grafías”, de ahí “orto” que significa “bueno” y “grafía”, que significa letra.
No hay manera como la palabra “haiga” pueda sonar igual que “haya”, porque “y” y “ig” representan sonidos diferentes. “Haiga” y “haya” son formas orales distintas. Corregir algo que se dice oralmente no es propio de la ortografía, sino de la gramática prescriptiva o preceptiva, que busca promover una manera uniforme de usar el idioma en contextos formales o cultos. A este uso uniforme del idioma se le conoce como “estándar”.
Algunas personas que condenan el uso de “haiga” se basan en que el diccionario académico define “haiga” como un automóvil y que esto nada tiene que ver con “haber”. Es decir, se basan en un uso equivocado del diccionario. El diccionario de la Academia no trae como entradas principales verbos conjugados, así que no espere encontrar “haiga” ni “haya” en el diccionario.
Si quiere conocer la forma estándar de conjugar un verbo, debe buscar la forma infinitiva, en este caso “haber”, y pulsar la opción “conjugar” en la versión en línea del diccionario (www.rae.es). Como “haiga” es una conjugación no estándar, el diccionario solo presentará la forma “haya”. Pero esto no significa que “haiga” no exista. Todo lo que dice un hablante nativo siempre existe.
Estudios lingüísticos muestran que “haiga” se usa en todo el mundo hispanohablante, sobre todo en sectores rurales. Sin embargo, lo más sorprendente es la investigación que hicieron Mary Johnson y Sonia Barnes en Ciudad de México. Encontraron una frecuencia de uso del 36.4% de “haiga” versus “haya”, lo que es bastante más de lo que se esperaba en un sector urbano. Y demuestra que “haiga” sí existe.
Lo que pasa es que ese porcentaje que dice “haiga” forma parte de un sector marginado y despreciado por la sociedad, la gente con menor poder adquisitivo. Ese es todo el problema que tiene: que “haiga” es una conjugación propia de la clase menos favorecida, y de ahí que la élite intelectual condene su uso. Y la historia de “haiga” nos dice que no siempre fue esta su situación.
La forma “haiga” se usó con toda naturalidad entre personas escolarizadas, cultas y educadas hasta el siglo XVIII. Mi propia investigación en documentos históricos muestra que autoridades administrativas y judiciales de todo el continente americano escribían “haiga” sin problema. En todo caso, hay que reconocer que siempre fue más común en lo escrito la conjugación “haya”.
Si nos vamos al latín hablado, encontramos que incluso “haya” se derivó de una pronunciación informal.  “Haya” proviene del subjuntivo “habea”, que pasó a “haea” y de ahí a “haia”, por esa tendencia que todavía existe a convertir la “e” en “i” entre vocales, como ocurre con “pelear” y “peliar”.
Pero esas tres vocales juntas en “haia” resultaban muy raras para el hablante de la edad media temprana, época intermedia entre el latín tardío y el surgimiento del castellano. Así que el hablante medieval empleó dos estrategias para pronunciar “haia”: una fue introducir la consonante “y”, que en “haya”, y otra, la consonante “g”, que dio “haiga”. Es como cuando se dice “yerba” para “hierba”, o “güevo” para “huevo”.
A pesar de todo, sigue siendo un misterio si esta “g” surgió simplemente de la pronunciación o de un intercambio de conjugaciones con verbos como “traer”, “caer” y “oír”. Nótese que “tra-iga”, “ca-iga” y “o-iga” tienen la misma terminación que “ha-iga”. De hecho, existieron también “traya”, “caya” y “oya” en español, como el moderno “haya”, pero “traya” sobrevivió solo hasta el siglo XVII según mi búsqueda en documentos históricos.
El hecho es que “haiga” fue normal hasta el siglo XVIII, y solo en el siglo XIX fue cuando empezó a considerarse un error, tal vez por la mayor popularidad que ya tenía “haya” entre las élites intelectuales.
“Haiga” ha sobrevivido por continuidad con la tradición colonial en comunidades marginadas de las tendencias culturales de la élite. Las personas lo dicen, no por error, sino porque así aprendieron a hablar de sus padres y abuelos.
“Haiga” es una conjugación no estándar de “haber”. Decir que es un “error ortográfico” o que “no existe” es más equivocado que decir “haiga”.
Si usted tiene curiosidad para buscar en documentos históricos, puede consultar las bases de datos en http://corpus.rae.es/cordenet.html o www.cordiam.com. En mi blog, además, tengo otros comentarios sobre el lenguaje popular (https://bloglenguaencolombia.blogspot.com/) y me puede escribir con toda confianza a lenguaencolombia@gmail.com.