Friday, February 24, 2017

Batuso

“Batuso” significa tener la cara sucia, pintada o embarrada en el Valle del Cauca, región suroccidental de Colombia. Mi madre la decía mucho cuando yo era niña, y después de jugar con tierra quedaba batusa: “vea, lávese que está toda batusa”. Era un término común para mí, hasta cuando una vez ella le dijo esto a mi hermano menor y él no pudo entender a qué se refería. Indagué con otras personas y en realidad muy pocas conocían la palabra, pero sí ha debido ser un término tradicional vallecaucano desde que Tascón lo cita en 1961.
            El origen de esta palabra es incierto, pero puedo plantear dos hipótesis. Una, que viene de la lengua africana de familia bantú “basuto” o Basotho, que se refiere a una etnia de la familia bantú. La cultura de origen africano ha formado parte integrante del suroccidente colombiano, pues su cercanía al Pacífico atrajo el comercio esclavista durante la colonia. Es posible que la palabra “batuso” fuera una metáfora del color de la piel de estas personas, que se aplicó a la suciedad de la cara, debido a la estigmatización histórica que ha sufrido la población afrodescendiente por su color de piel. El paso de “basuto” a “batuso” se explica por trueque de consonantes, un fenómeno muy común en la historia del español. Por ejemplo, la palabra original para “murciélago” no era esta, sino “murciégalo”.
            La otra hipótesis es que proviene de la palabra “bato”, que significa persona rústica o de malos modales. Su origen etimológico es incierto, pero se usa mucho en México. Es posible que se asociara a personas que, por su trabajo agrícola o manual, se consideraran rústicas y tuvieran frecuentemente la cara sucia. Luego se le agregaría un sufijo “-uso” como en “obtuso”, “iluso”, para incrementar el matiz despectivo.

Sunday, February 5, 2017

Zumbambico

“Zumbambico” es un niño inquieto. Se usa para increpar cariñosamente a los niños que están haciendo mucho ruido: “Estos zumbambicos tan cansones, éntrense ya para la casa”. Es propia del español colombiano sobre todo en Valle del Cauca y Antioquia. Se trata además de un juguete que consiste en una “pieza redonda de metal con dos agujeros en medio, por los cuales se pasa un cordel doble” (Tascón). Se le da vueltas al cordel tirando de ambos lados, lo que produce un zumbido que distrae a los niños. En Antioquia se le llama también al piojo de las aves (Marco Fidel Suárez, 1911-1925, CORDE).
Actualmente prevalece el sentido de “niño inquieto”, una derivación metafórica del sentido original que se refería al juguete. La metáfora puede explicarse porque un niño inquieto también es ruidoso como el zumbambico, pero también porque los niños son los que juegan con el zumbambico. En este último sentido se habla también de “metonimia”, pues se nombra un objeto del niño para referirse al niño (posesión por poseedor).
El origen de zumbambico parece la suma de “zumbar” + “ambico”, por el efecto de zumbido que produce. La palabra “zumbar” surge de la imitación del sonido, pues un zumbido suena como “zumb, zumb” (origen onomatopéyico), como dice Joan de Corominas. Es posible que la segunda parte de la palabra también sea por imitación de la segunda parte del sonido, como “zumb” “amb”, “zumb”, “amb”. La parte que se refiere a “ico” es probablemente el diminutivo, como en “zapatico”, “aguerdientico”, “chiquitico”... Así que “zumbambico” es un zumbido pequeño o sutil. Otra posibilidad es que la parte de la palabra “ambico” provenga de “ambos”, debido a que el zumbido surge de dos orificios de la pieza de metal. En tal caso, “zumbambico” es un zumbido sutil producido por dos orificios y cordeles.
No es posible saber los orígenes exactos de esta palabra, aunque es probable que sea tan antiguo que provenga de España. Se sabe que el mismo juguete existe en Galicia (norte de España), Costa Rica y Venezuela, y esta extensión solo es posible si la palabra es tan antigua como para haber sido introducida en la época colonial. Más incierto aún es el origen del sentido metafórico de “niño inquieto” que se le da en Colombia, pero se escucha decir entre personas mayores muy frecuentemente, así que debe ser un sentido muy arraigado como para que hubiera surgido al menos en el siglo XIX o el XVIII.