Monday, June 7, 2021

Zapote o sapote (color)

El zapote es una fruta de tamaño mediano, de color anaranjado por dentro y de pulpa muy fibrosa, con semilla grande como la del aguacate. En mi niñez recuerdo que mi abuela compraba zapote o sapote, pero no recuerdo qué se hacía con eso. Pensaba que era para sopas y cremas, pero eso era el zapallo. El zapote es para jugos, dulces y salsas. Sin embargo, vengo a hablar de la palabra "zapote" para referirse al color zapote. En español de Colombia se usa la palabra "zapote" para referirse a cualquier cosa de color... bueno, zapote.

No conozco otra variedad del español que use la palabra "zapote" para referirse al color de manera general como en Colombia. En Colombia el color zapote o sapote es cualquier tono anaranjado. En español de Colombia se usa incluso el diminutivo "zapotico" para referirse a algo de color aproximado al naranja, o un objeto pequeño de color naranja. 

En español general se usa la palabra "naranja" y el origen de esta palabra como color viene de la fruta, la naranja, pero esta palabra no concuerda en género y a veces ni en número. Se dice, por ejemplo: "compré unos pantalones color naranja", o "compré unos pantalones naranjas" o "unos pantalones naranja". 

La palabra "zapote" viene de la lengua indígena nahuatl "sapotl", que era una palabra que se usaba para referirse a cualquier fruto dulce, según la etimología que trae el diccionario de la Real Academia. Se aplicó al nombre de la fruta específicamente, y así se difundió en español. Se encuentra documentada en el CORDIAM con la ortografía "sapote" en el siglo XVIII en Salvador, y "zapote" en el mismo siglo en México. en el CORDE (Corpus Diacrónico del Español) también se encuentra la palabra "zapote" referida al árbol o a la fruta en los siglos XVIII y XIX en México, y curiosamente en el español de Filipinas.

La primera documentación de "zapote" viene de México en 1611: "Consuelda de indias es arbol grande con ojas como zapote" (El libro de las medicinas caseras, de fray Blas de la Madre de Dios), pero es un libro de un español en Filipinas, lo que demuestra que la palabra ya estaba bastante arraigada como para que los españoles la usaran en todas sus colonias. Y probablemente porque en Filipinas existiría una fruta y árbol parecido o bastante cercano al del zapote. Esto según mi consulta en el CORDE (Corpus Diacrónico del Español).

También está en 1650, con la ortografía "zapote", 

"Mandó el gobernador juntar a todos aquellos indios, que era mucha cantidad, junto a un árbol grande que llamaban zapote que estaba en medio de la plaza, y allí mandó hacer justicia de ellos. Cortaron a unos las narices, a otros las orejas, y manos, y un pie, y luego les curaban con aceite hirviendo las heridas; ahorcaron e hicieron esclavos a otros, y a los que salieron ciegos y mancos de haber visto la santa visión de Santiago, muy bien hostigados los enviaron a sus tierras; y fue tal castigo, que hasta el día de hoy jamás volvieron a la ciudad" (Fragmentos de una historia de la Nueva Galicia, CORDE).

Se encuentra en Guayaquil en 1774: "El zapote es árbol diferente del frutal que tiene este mismo nombre, da una goma que usan en la provincia los tintoreros, de la que llevan mucha a Lima" (Descripción de Guayaquil, Francisco Requena). Esto se puede tomar como evidencia de que en el siglo XVIII ya estaba difundida en español andino, y probablemente en Colombia.

En Colombia aparece escrita por primera vez en Tomás Carrasquilla, y con la ortografía "sapote", en La marquesa de Yolombó: " mientras trasplanta un sapote y ella hace que lee" (1928, CORDE).

Para referirse al color, Google no parece muy agradecido con la palabra. Aparece en una página de México (https://www.comex.com.mx/colormes-zapote). Es un artículo sobre decoración del hogar que se titula "Zapote, un color que estimula la convivencia", pero parece referirse a un tono más oscuro o mate que anaranjado: "Zapote es un color de la familia de los naranjas, se caracteriza por promover la convivencia, la creatividad, el entusiasmo y el apetito. Su cálida energía resulta ideal para usar en lugares de interacción como salas, terrazas y cocinas".

En Colombia, por otro lado, según mi apreciación de hablante nativa, el zapote puede referirse a cualquier tono de naranja. De hecho, usar la palabra "naranja" o "anaranjado" me suena demasiado sofisticado o hasta pretencioso. Pero no estoy segura qué dicen las nuevas generaciones hoy en día. Nací en 1980.

El origen de los nombres colores pasa por la fascinante historia de las metáforas y la sinestesia. El azul, por ejemplo, dice el diccionario de la Real Academia que viene del árabe hispánico "lazawárd" y este se remite al sánscrito "rajvarta" que signifca "rizo del rey". Y "negro" (latín "niger, nigre") probablemente por semejanza con las personas que habitaran la cuenca del río Níger. "Amarillo" viene del latín hispánico "amarellus" y este es diminutivo del latín "amarus" que significa "amargo". De manera que el naranja es ácido y el amarillo es amargo aunque los colores en sí no se puedan comer. Pero la transferencia de los sentidos permite nombrar nuevas cosas.

Los nombres de los colores pasan por un proceso que se llama en lingüística funcional "lexicalización". Es decir, comienzan siempre mostrándose la metáfora o la comparación de manera evidente. Después, por la frecuencia con que se usa la metáfora, los hablantes empiezan a olvidar la metáfora y la palabra se convierte simplemente en el nombre del color. 

Por ejemplo, cuando el nombre del color se encuentra todavía en estado de metáfora se tiene que agregar la palabra "color", como "compré unos pantalones color najanja" y la palabra "naranja" no puede modificarse en género ni en número. No se dice "*compré unos pantalones color naranjos", no. Esto porque para el hablante todavía es evidente que se está refiriendo a la naranja como fruta para hacer la comparación. Después puede empezar a omitirse la palabra "color", pero la palabra "naranja" permanece invariable "compré unos pantalones naranja". Si acaso puede empezar a asumir el número "compré unos pantalones naranjas", pero no en género.

En el caso de "zapote", yo siempre he escuchado "zapote" sin la palabra "color" e incluso "zapotes" o "zapoticos": "ay los zapaticos eran zapoticos más lindos" me imagino a alguien diciendo. Por terminar en "e", no va a cambiar el género porque la "e" es género neutro en español. Aunque siempre es posible seguir añadiendo la palabra "color", el hecho de que se admita la omisión y se pueda concordar en género y número es relevante para mostrar que es una palabra ya bastante extendida para referirse al color. Es más, sospecho que las nuevas generaciones conocerían la palabra "zapote" ya solo como color, y en la medida que no haya abuelas haciendo sopa de zapote o sapote habrán olvidado la metáfora original.

Y la Real Academia admite las dos escrituras: "zapote" o "sapote".